LOS LAUTARINOS
Por José Villegas
San Martín funda en octubre de 1814, inmediatamente después de haber asumido su cargo de Gobernador Intendente de Cuyo, la filial cuyana de la Logia Lautaro con sede en Mendoza. El objetivo: lograr la independencia de América de los españoles, estableciendo un sistema republicano.
La primera experiencia masónica de San Martín fue en España a principios de 1800. Fue iniciado masón en la Logia Integridad de Cádiz y de allí pasó a la Logia Caballeros Racionales Nº 3, donde recibió el Tercer Grado de la masonería simbólica, el de Maestro Masón, el 6 de mayo de 1808.
Según el historiador argentino Emilio J. Corbiere, la masonería llegó al Río de la Plata a finales del Siglo XVIII, influida por la masonería española y no por la inglesa como se ha creído. Cuando San Martín, Alvear y otros patriotas llegaron a Buenos Aires en 1812, la Orden ya estaba implantada: existía la Logia Independencia en 1795 y en 1810 se estableció una homónima, presidida por Julián Álvarez, la cual se llamó Logia de San Juan y suministró los elementos básicos para la Lautaro. Las Lautarinas fueron logias masónicas operativas no en el sentido tradicional del término, sino con objetivos revolucionarios, además de simbólicas; de ahí el error de muchos autores, incluso masónicos, que permitió generar fábulas impulsadas por los escritores católicos y antimasónicos en general.
San Martín funda la “Logia Lautaro” una vez arribado a Buenos Aires. Adopta para bautizarla el nombre del caudillo mapuche chileno, asesinado bárbaramente por los conquistadores españoles, expresando de esta manera su sentimiento profundamente americano y su objetivo libertario.
Los primeros hermanos incorporados serán: Carlos María de Alvear, Chilavert, Juan José Castelli, Monteagudo, Necochea, Quintana, Tomás Guido, Juan José Paso, Posadas, Rondeau, Balcarce, Vicente Dupuy, Rodríguez Peña, Álvarez Jonte, Manuel Belgrano, Pueyrredón, Hipólito Vieytes, Matías Zapiola, y otros.
El juramento iniciático de la Logia se expresaba de la siguiente manera: “Nunca reconocerás por gobierno legítimo de la Patria sino aquel que sea elegido por libre y espontánea voluntad de los pueblos, y siendo el sistema republicano el más adaptable al gobierno de las Américas, propenderás por cuantos medios estén a tu alcance a que los pueblos se decidan por él”.