IRIS

Voy a contarte un poco del viaje del papa Francisco que emprendió su periplo más largo, lejano y difícil: 32.000 kilómetros en doce días y una agenda terrible. Pero no empecés con que explique por qué no viene a la Argentina. Si no creés en estas cosas todo bien, pero si crees en el Sumo Pontífice tenés que saber que es un fenómeno universal, es para toda la humanidad. Es como pretender que, en vez de en el Monte de los Olivos, Cristo hubiera estado en La Rioja. No es así. Tenés que entender. No podés ser tan básica. Ya vendrá o no vendrá. La cuestión es que ahora va a recorrer Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur.
No es poca cosa para un Papa que cumplirá ochenta y ocho años en diciembre, va en silla de ruedas, perdió parte de un pulmón por una infección respiratoria cuando era joven y que, en noviembre, tuvo que cancelar su último viaje a Dubai para participar en la conferencia de la ONU sobre el clima, por orden de los médicos. Tranquila que lleva médicos, enfermeras y secretarios. Por supuesto que van cardenales, obispos y seguridad.

Es el viaje más largo de los cuarenta y cuatro que hizo.

En este va, obviamente, por sus principales prioridades como Papa: el énfasis en el diálogo interreligioso e intercultural, el cuidado del medio ambiente y la insistencia en el componente espiritual del desarrollo económico.

Pasó el Día del Maestro y pese a la crisis hubo regalitos. Flojitos, no es lo de otras épocas, pero alguna cosita no faltó.

Yo me puse a recordar grandes maestros que tuve. Grandes para mí, digamos. Gente buena, gente simple, pero que me dejó un gran legado. La verdad es que las y los tengo presentes. Me despiertan mucho cariño, mucha gratitud. En distintas etapas de la escuela. Viste que hay gestos inolvidables, detalles como se dice ahora. No voy a nombrar a nadie para evitar ciertas envidias.
Se nos fueron Selva Alemán y Jorge Rivera López. Qué buenos actores.

Viste que la gente, a quienes fueron buenos de verdad, les dispensa un trato particular a la hora de la partida.

Ella justo iba a ir el sábado a cenar a lo de la Chiqui Legrand. Las memoriosas sabemos que era hija de Carmen Vallejo. Un formidable músico de jazz que tuve la suerte de ver en el Teatro Coliseo. Formidable. Ella una gran actriz, la vi en “La tuerca” en la televisión y en el Teatro Lasalle haciendo “La cal viva” con Ulises Dumont y El entrañable Carlitos Carella. Selva estaba casada con Arturo Puig. De la tele me acuerdo lo que hizo “Compromiso” y “Atreverse”. Pero me queda el impacto de la novela “Malparida” con la Juanita Viale. En cine me gustó “La isla” de Alejandro Doria. Y en teatro recuerdo dos obras de Arthur Miller, “El precio” y Cristales rotos”. Espero que a Jorge Rivera López no lo recuerden solo por “Chiquititas”, por favor. Fue un actorazo, un tipo noble, secretario general de la Asociación Argentina de Actores. Incluso en la dictadura. Sostuvo el memorable ciclo Teatro Abierto. En cine: “La Mary” y “La Patagonia rebelde”. En teatro recuerdo “Tute cabrero”, de Tito Cossa y “Un enemigo del pueblo”, de Ibsen. Tengo que decir además que también partió Manuel Antín a los 98 años. Chaqueño, fue director, productor, guionista y docente. Fue director del INCAA y fundador de la Universidad del Cine. En 1969 dirigió Don Segundo Sombra y se lo recuerda por una celebrada trilogía cinematográfica basada en obras de Julio Cortázar.
Volvimos a la Fórmula 1, un chiquito Franco Colapinto. Hacía rato que un argentino no corría en esta categoría tan importante y que va por todos lados. Parece que debutó en Monza y corrió muy bien. Es rubión, pintoncito, como era el Lole Reutemann. Ya le inventan como noviecitas, y una periodista que le hizo un reportaje y se miraron fijo.

Tiene veintiún años y nació en Pilar, provincia de Buenos Aires. Fue tuerca toda la vida.

Corre en el equipo Williams. Pero para correr hay que poner un montón de guita, así que para el año que viene no se sabe qué puede pasar. Ya voy a averiguar bien y te cuento mejor.