LA LIBERTAD ANTE TODO
“El mundo se conmovió con el estallido de la Revolución Francesa. La polarización de las opiniones comenzó a acentuarse y no faltó por entonces en la aldea quien pensara en promover movimientos de libertad. Ese año, en la Casa de Comedias, estrenó Manuel José de Laverdén su Siripo, la primera tragedia argentina. Más interés que la grave conmoción que comenzaba en el mundo despertó, sin embargo, la creación del Consulado de Buenos Ares. Acababa de autorizarse el tráfico en naves extranjeras y la nueva institución se encargó desde 1794 de vigilarlo. Un criollo educado en España y compenetrado de las nuevas doctrinas económicas, Manuel Belgrano, fue encargado de la secretaría del nuevo organismo y en él defendió los principios de libertad de comercio y combatió a los comerciantes monopolistas. Poco después, el Consulado creaba una ‘escuela de geometría, arquitectura, perspectiva y toda especie de dibujo’ y más tarde una escuela náutica” (Breve historia de la Argentina, José Luis Romero).
El 2020 fue declarado el año en homenaje al General Manuel Belgrano. “La vida es nada si la libertad se pierde”, dijo el prócer argentino en enero de 1812
Este año estará dedicado, precisamente, a ese criollo educado en España (en las Universidades de Valladolid y Salamanca), defensor de la libertad en todos sus aspectos y no solamente del libre comercio en detrimento de los monopolios. Y es que en junio se conmemora por partida doble: los 250 años del natalicio de Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano en 1770, y los 200 años de su fallecimiento, en 1820.
El 2020 será por lo tanto, y de acuerdo al decreto presidencial de Alberto Fernández, el año del General Manuel Belgrano. Un año en el que se realizarán diferentes actividades para difundir y resaltar la importancia de su figura. Y es que no fue únicamente, y como muchos lo conocemos, el creador de la bandera nacional. Podría decirse que en realidad fue el defensor de la libertad, en todos sus sentidos:
“Soldados, hijos dignos de la patria, camaradas míos: dos años ha que por primera vez resonó en estas regiones el eco de la libertad, y él continúa propagándose hasta por las cavernas más recónditas de los Andes […] el 25 de Mayo será para siempre memorable en los anales de nuestra historia, y vosotros tendréis un motivo más de recordarlo, cuando en él por primera vez, veis la Bandera Nacional en mis manos, que ya os distingue de las demás Naciones del Globo”, dijo a los soldados de Jujuy precisamente el 25 de mayo de 1812. Fue precisamente en febrero de ese año que el General Belgrano, al frente del Ejército Norte, “formó una bandera con los mismos colores de la escarapela, y esta fue la primera que izaron los ejércitos libertadores en el continente” (Felipe Pigna, El Historiador), a modo de diferenciar al ejército con el emblema de las tropas enemigas. Fue, también en ese caso, un grito de independencia y libertad.
La época en la que Belgrano vivió le permitió ser testigo de la Revolución Francesa, una revolución madre de muchas a lo largo del mundo y cuyo ímpetu animó a los próceres locales. Sin embargo, Manuel Belgrano fue más allá, y sus pensamientos eran realmente avanzados para la época. Desde su lugar en el Consulado, y entendiendo que la educación también es libertad, Belgrano creó las escuelas de dibujo técnico, matemáticas y de náutica, y que, según sus ideas, formarían a quienes forjarían el futuro de la nación.
La muerte lo encontraría a muy temprana edad. A los 50 años, y en un entorno austero se despedía del mundo “un hombre de pensamiento vivaz, espíritu guerrero, ideas innovadoras, que pudo tenerlo todo pero eligió el sacrificio, el renunciamiento y falleció sin riquezas, en la misma casa que lo vio nacer”, señala el Ministerio de Defensa al anunciar el año 2020 como el año de homenaje al General.
Su corta edad no le impidió hacer muchas cosas, así como trascender dos siglos después de su muerte.