COSAS “YANQUIS”
Domingo 1 de agosto de 1920
Instituto para la prolongación de la vida
Por iniciativa de los profesores Harold A Leybe e Irving Fischer de la Universidad de Yale, se ha fundado en Estados Unidos un Instituto de prolongación de la vida que condensa en las 16 cláusulas siguientes las reglas indispensables para mantener la salud y la vida plácida durante largos años:
1- Mantenga usted siempre ventilados los cuartos en que vive, y si le es posible duerma aunque al aire libre, o con las ventanas abiertas. La respiración de aire libre es uno de los mayores recursos con que la ciencia cuenta para alcanzar gran longevidad.
2- Use usted vestidos ligeros, flojos, porosos. Y no duerma usted nunca con la misma ropa interior que usa durante el día.
3- Procure usted que sus ocupaciones y sus recreaciones sean siempre al aire libre.
4- No duerma usted nunca encerrado.
5- Respire usted con profundidad.
6- No se harte usted nunca, y evite el desmesurado aumento de su peso.
El instituto lo recomienda viene a ser de capital importancia para la prolongación de la vida, las preocupaciones, los disgustos, el malhumor, todo lo que oscurece la alegría del espíritu, se considera en la medicina contemporánea como uno de los peores venenos que pueden quebrantar el organismo humano.
7- Coma usted muy poca carne, y muy pocos huevos.
8- Tome usted algunos alimentos duros, de bulto y crudos.
9- Coma usted muy despacio.
10- Beba suficiente cantidad de agua cada día.
11- Evacúe usted en períodos regulares y cortos.
12- En pie, caminando o sentado, manténgase usted siempre recto.
13- No consienta usted la entrada de venenos y corrupciones en su cuerpo.
14- Mantenga usted siempre limpios los dientes, las encías, y la lengua.
15- Trabaje, diviértase, descanse, y duerma con moderación.
16- Manténgase usted siempre sereno y contento.
Sobre este último precepto se ha escrito mucho en los últimos tiempos y a juzgar por la amplitud con que el instituto lo recomienda viene a ser de capital importancia para la prolongación de la vida, las preocupaciones, los disgustos, el malhumor, todo lo que oscurece la alegría del espíritu, se considera en la medicina contemporánea como uno de los peores venenos que pueden quebrantar el organismo humano. En la misma medida que la serenidad de espíritu, la sana alegría interior, la paz risueña del que no tiene torcedores de conciencia, ni sombríos temores, derraman por todo el sistema un suave calor de juventud y de vida que lo nutre, y estimula como el mejor de los alimentos.
Pero el precepto en que parece que todos los demás se encierran es en la temperancia. Temperancia en el comer, en el beber, en el trabajar, en el descansar, temperancia en todo. Teniendo muy en cuenta que todo exceso es un pecado contra la longevidad.