La Aldea Antigua, La Aldea y el Mundo

LA SITUACIÓN POLACA

Sábado 14 de agosto de 1920

Una broma de mal gusto

Los despachos telegráficos informarán al lector acerca del travieso espíritu que parece caracterizar en esta hora trágica a los sesudos estadistas europeos.

Según lo sabrá el lector, los representantes de Francia, Inglaterra, entre otros, han resuelto como medida eficacísima para asustar a esos señores rusos, por una parte, aplicarles el bloqueo, y, por otra parte, enviar a armas y municiones a Polonia.

Lo primero, lo habrán decidido sin duda en vista de la gran y positiva eficacia que tuvo el anterior…

En cuanto al segundo temperamento, es no menos gracioso y ocurrente.

Es algo parecido al que podría adoptar Mark Twain, haciendo que alguno de sus personajes enviara una muda completa de ropas para que se la cambiara el pobre hombre que acaba de ahogarse por haber caído al pozo.

Ciertamente que los polacos han de agradecer esto mucho.

Mujeres polacas despiden a los voluntarios en Varsovia. 1920

Enviar las municiones y armas a quienes arrojan de lado las que les quedan, para correr más ligero, parece una humorada cuyo buen gusto no escapará a nadie.

Lo que los polacos necesitan, no es eso sin dudas.

Por otra parte conviene tener presente que al paso que van las cosas, seguramente las armas y las municiones han de llegar a Polonia un poco antes del momento en que ya no serán necesarias para nada, porque no habrá en que aplicarlas.

La guerra polaco-soviética fue un conflicto armado que enfrentó a las repúblicas socialistas de Rusia y Ucrania de la aún no formada Unión Soviética con la Segunda República Polaca y más tarde la República Popular Ucraniana desde el 14 de febrero de 1919 al 18 de marzo de 1921.

Agréguese la circunstancia de que los obreros franceses e ingleses amenazan con declararse en huelga,  en caso de que se intente enviar más armas hombres o municiones para ser empleadas contra el gobierno ruso.

Más aún las noticias que llegan de Persia, puerta de entrada para la India, no han de tranquilizar mucho tampoco a los ingleses, y casi estamos por creer que las municiones y armas que ofrece Inglaterra le hará muy buena falta a ella.

De todos modos, siempre es agradable comprobar que los ases de la política europea no han perdido el buen humor, y se mantienen siempre serenos en medio de los afanes e inquietudes del momento actual.