Expresiones de la Aldea, San Luis

CONVIVENCIA

Por Neda Romero Núñez (*)


¿Cuándo empezamos a ser cuerpos deshabitados?
¿Cuándo, puñados de cenizas?
Una densa nube de mañanas perdidas se amontona, como resumen de bostezo que desgarra cicatrices.
Crujen las puertas y las ventanas, tus pasos se pierden en el susurro del universo.
Los vientos son fríos, ráfagas que anuncian alguna que otra sombra. ¿Le temes? ¿Deberíamos temer?
Entre nosotros, que caímos en la monotonía de la distancia ahuyentando los sueños.
Entre nosotros, que caímos ciegos desdoblando los tiempos en pasado.
Un día mencionaste tu adiós, parecía una amenaza, el horizonte se hizo pequeño.
Aquí estás, sin ocultarte exhalando los silencios.
Aquí estás muy cómodo, tendido en un sofá tapizado de soledad.
Tú con tus ojos vacíos, vestido de cadáver deslizándote incansablemente en los recuerdos. Tus manos dejaron de ser tus manos, tu sonrisa solo una mueca con hambre de noches y días. Tu anatomía esqueléticamente confusa jugando con el destino.
¿Cuántas noches te sepulté?
Incansables lunas me vi con garras, agujerando la tierra, queriendo llegar a lo más profundo, al mismo centro, a la misma nada y sin caricias, y sin demasiadas preguntas taparte.
Algunas veces también corría detrás de las huellas y también me sepultaba aspirando los olvidos.
Y no había ni cenizas ni vida.  
Solo vos y yo.
Pausados.
Sin vuelo, sin barro.
Entonces; ¿Querés saber de mí?
Yo he estado aquí, con mi cuerpo desnudo desparramado, con mi piel del ayer ensimismada de resurrección.
Entre brumas y desiertos.
Expectante, errante.
Con mis ojos recostados mirándote a la distancia, acostumbrándome, arraigada a esta extraña convivencia.
 
Pintura de Edward Hopper.

(*) Nací en Sierra Grande -Rio Negro; un 19 de junio de un otoño soleado. Andando y desandando en este perpetuo cielo palpitando trozos de almas viajeras; los hilos sonoros del tiempo me guiaron a un espacio mágico: ” El Taller de los Silenciosos Incurables” donde las palabras se hacen fragmentos de mi reinventándose. Actualmente vivo, contemplo y respiro el cielo de San Luis.