Expresiones de la Aldea

A METERLE: “PUGLIESE, PUGLIESE, PUGLIESE…”

Iris

Nena, viene mal la mano. Mucha malaria, mucha catástrofe. Voy a invocar a los poderosos de la suerte. Con ustedes: Don Osvaldo Pugliese

“…Se dice que durante un recital de Charly García, se desencadenó una serie de situaciones y problemas técnicos que retrasaron el comienzo del espectáculo. El sonido no funcionaba bien, hasta que alguien del equipo intentó hacer una prueba con un disco del Maestro Pugliese. Todo empezó a mejorar y Charly dio su show. A partir de ahí, nació el mito de la buena suerte que traía invocar al músico…”. Que no es ningún mito. Por eso, no son pocos los artistas que pegan una de sus fotos en un rincón del camarín. Hasta tiene una oración y su propia estampita (esa que decía “San Pugliese – Protector de los músicos” y mostraba su imagen junto a un clavel rojo, para evocar el gesto de colocar esa flor sobre el piano cada vez que Osvaldo no podía tocar porque estaba preso por sus ideas políticas, pero su orquesta sí lo hacía, con la flor sobre el teclado).

Nació el 2 de diciembre de 1905. Su padre lo inscribió en el Conservatorio Odeón, del barrio porteño de Villa Crespo.

Allí descubrió el instrumento que lo apasionó durante toda su vida: el piano. En los inicios participó en una orquesta, en la que se encontraba Francisca Bernardo, la primera bandoneonista de la Argentina, más conocida como “Paquita” o “la flor de Villa Crespo”.

En 1936 creó una orquesta junto a grandes bandoneonistas, con la que cosechó su gran reconocimiento durante 55 años. Así, creó más de 150 canciones. Algunas muy conocidas como “La Yumba”, “Recuerdo”, “La Beba”, “Negracha” o “Malandraca”. También grabó más de 600 piezas de otros músicos y autores.

Para 1985, al cumplir sus 80 años, tocó con su orquesta en el prestigioso Teatro Colón. El 25 de julio de 1995, a los 89 años, falleció en la Ciudad de Buenos Aires.

Para mejor decir fue un Santo pagano, antimufa, profundamente paternal, perseguido político, tanguero, director de una orquesta típica con una síncopa inconfundible. Querido por todos. Osvaldo Pugliese fue una pieza fundamental en la historia del tango, de su tradición, e incluso, de su vanguardia.

Respeto y admiración, magistralmente resumida en el poema “A Don Osvaldo Pugliese”, que le dedicó Lucho Schwartzman y que el actor Luis Brandoni recitó en el mítico concierto que Pugliese y su orquesta dieron en 1985, en el Teatro Colón.

Hay hombres genuinos que caminan la noche de Buenos Aires. / Hay valientes creando en medio de opresiones. / Hay quienes, guardando ternura, millones de pájaros amantes, esconden fortalezas necesarias. / Y muestran al otro, al semejante, cómo se puede con la vida, cómo se dura con la idea. / Cómo se templa con la lucha./ En este piano se va a sentar un hombre con el único delito del amor / de la verdad impostergable. / Un hombre de rara melodía: insobornable. / Un hombre de barrio y rascacielos. / Un hombre muchas veces de notas entre rejas y fiero carcelero / Un hombre encendido de mañanas, de canto callejero. / En este piano se va a sentar un hombre con el mágico misterio de jugarse entero. / Andador incesante sin el miedo, / aliento sin bostezo, / marcador de esperanzas, / perseguidor de abrazos. / Anda simple, con el adorno de la brisa. / Camina natural, como la lágrima y la risa. / Fecunda cantos, cielos, emociones. / Tiene raíz que no abandona. / Acento raro. de puro de sincero. / Quisieron silenciarlo. No pudieron. / Viene de estirpe inclaudicable. / Dice un tango y lo perdura. / Es el sonido de generaciones. / Tiene la magia desde adentro. / En su dulce sonrisa se descubre "Yumba" pueblerina. / "Mariposa" de colores, fuente cristalina. / Niño siempre vivo. / En este piano se va a sentar un hombre cuyo solo nombre significa / que la idea de luz, coraje, y sentimiento / retorna indestructible con los tiempos. / Respeto, respeto: Es este piano se va a sentar Pugliese, que es como nombrar al pueblo.