La Aldea Antigua

Un hombre tragado por una serpiente

Jueves 11 de noviembre de 1920

La revista brasileña O. Mañhor de Río de Janeiro ha publicado un trágico y horripilante suceso acaecido en las apartadas regiones de Mato Grosso, donde refiere el colega “ha sido encontrado el cadáver de un hombre con sombrero rebenque y espuelas”. El artículo va lustrado con dos dibujos intitulados “reconstrucción exacta” del ataque a un jinete por una serpiente y muerte del ofidio.

En el texto se refiere con gran número de detalles directamente obtenidos del testigo y actor, que al pretender vadear el río Vaccaria encontró un caballo ensillado y no lejos de allí una monstruosa serpiente arrollada, digiriendo en el letal reposo que las caracteriza.

El viajero apoyó tranquilamente su fusil en la cresta de una roca, apuntó, con igual calma, entre los ojos del reptil e hizo fuego. Queriendo conservar la piel del animal lo abrió por el vientre y con la lúgubre sacudida del caso halló, y ya a medio digerir, el cuerpo de un hombre todo vestido y calzado, de revólver al cinto y con $6000 plata, como asimismo sus papeles y una reciente carta de su familia.

Fuerte ¿no es cierto? El hombre puede tener poco derecho a la elección de su tumba pues su cadáver ya no es él en verdad. Pero, de todos modos, algo más puede aspirar uno que a ser engullido, disuelto y asimilado con nuestras reliquias de amor, por un monstruo sin pies de 10 metros de largo.

Este hecho verdaderamente fantástico parece ser cierto pues lo certifica y asegura el naturalista brasileño señor Antonio Mathius quien trajo la relación al volver de su expedición a Mato Grosso.

No dice la referida revista brasileña qué especie de serpiente fuese la autora del hecho, pero no cabe duda que debió ser alguna boa de las que habitan las selvas de la América ecuatorial.

La fantasía en el alucinante terreno de las serpientes tropicales galopa sin freno. Esta fantasía está alimentada por el innato terror humano a las monstruosas bestias que avanzan sin caminar con ondulaciones que dan vértigos y crispan los más recónditos y vitales nervios.

Ha creado desde tiempo inmemorial boas de 15 m que al crepúsculo atraviesan a nado el Amazonas y pistones de 18 m que al deslizarse entre los pajonales del África ecuatorial imprimen a las altas pajas un lúgubre balanceo…

Dibujo de una anaconda contemplando un babuino. Artista desconocido.