La Aldea Antigua

DIVORCIO A CAUSA DE UN LEÓN

Miércoles 17 de noviembre de 1920

Puede afirmarse, sin temor a equivocarse que éste es el único caso en que se produce la separación de dos enamorados uno del otro por causa de un león, pues, aunque parezca extraño, un temible felino es el único culpable de que la señora Herbet de Cole esté a punto de divorciarse de su esposo.

Relatamos los hechos y se comprenderá que el marido no tenga mucho interés en permanecer al lado de la mujer con la que se unió en un matrimonio hace pocos años.

El teniente Cole perteneciente al ejército norteamericano permaneció durante más de un año combatiendo en el frente de Francia, y a su regreso se encontró con que, en su tranquilo hogar de San Francisco, California, reinaba, como dueño y señor, un magnífico cachorro de León que habían regalado a su esposa durante su ausencia.

Al principio las cosas marchaban bien, pues hasta era una satisfacción no al alcance de todos, eso de sacar a pasear atado con una fuerte cadena a un león.

Pero pasó el tiempo y el león fue creciendo, y sus pequeños gruñidos de satisfacción al ser acariciado se convirtieron en terribles rugidos, que, si bien causan una franca risa en la señora Cole, producen intranquilidad a éste y a los vecinos, quienes han denunciado la existencia de ese peligro a las autoridades.

Lo peor del caso es que el felino cuando se duerme en el lecho de los esposos encuentra un gran placer en seguir acurrucándose en los mullidos colchones, cosa a la que se opone terminantemente el señor Cole.

“León caminando”, por Géza Vastagh. (1866-1919)

La esposa insiste en que no hay nada que temer pues el animal se ha criado entre caricias y mimos y puede considerársele bien domesticado, y en prueba de sus afirmaciones ella juega con él y pasea por el jardín de su casa utilizándolo como una poco común cabalgadura, pero sus manifestaciones no convencen más que a ella, y el esposo, ya cansado de buscar la forma de resolver el fiero problema, ha pronunciado las terribles palabras: ¡o el león o yo!

La señora Cole, cuyo nombre de soltera era Betty Mc Millán pareció ceder al principio y llegó admitir que diesen muerte al león, y luego lo disecaran exigiendo que antes del sacrificio lo cloroformaran para que no sufriera, pero cuando todo parecía resuelto se negó, afirmando que el que la quiera ha de ser con su León, y como el esposo no parecía estar dispuesto a soportar más la presencia del molesto huésped, ha entablado una demanda de divorcio.

De donde resulta que la separación de este matrimonio bien puede decirse que es un verdadero “zarpazo” de la suerte.