“…La educación tecnocrática y su manera de evaluar, creo ha traído como consecuencia una categorización a la hora de la expresión artística, ejemplo: canta bien-mal-, baila bien-mal, dibujo lindo-feo, toca bien-mal, etc. Y cuando nos estamos formando como personas, esta manera de categorizar es un pie para los estereotipos, frustraciones, ideales de belleza artística, que no son tales. Hoy esta manera de ver el arte y la educación artística son determinantes para mi vida profesional y personal.

Soy un amante de la vida y la diversidad. Un creyente en la “otredad”, que hay otro que piensa distinto, que vive distinto. Podemos convivir en un ambiente de paz, equidad, igualdad, tolerancia. Me enoja la violencia y lo que provoca, me entristece profundamente.  Me da paz, mi compañera de vida, un refugio. Me emociona, me maravilla la naturaleza y me siento un privilegiado donde me encuentro hoy”.