Reportajes

ANA MARÍA CALDERONI

Soy, según me dice gente amiga, o conocidos ocasionales, una puntana atípica, aunque me siento muy puntana… Siento que San Luis sería siempre mi lugar para vivir.

Estoy tratando de contarme a través de lo que me sigue sorprendiendo, y otro de los temas que no sólo sorprenden, sino que duelen, es la violencia hacia las personas más vulnerables y que lamentablemente esta pandemia profundizó, debido al confinamiento al que fue sometido el mundo entero. Pero también sorprende que de eso se hable muy poco.

Tengo un inmenso hermano, mucho menor que yo. Tengo una hija que vive y trabaja fuera de San Luis, y dos nietas que yo veo preciosas, como todas las abuelas, y también un hijo que trabaja y vive en San Luis. Ellos, mis hijos, y ahora también mis nietas, son la luz de mi vida.

A lo largo de los años, me mantuve cerca, como espectadora, de las manifestaciones artísticas locales, que siempre me sorprendieron por su alta calidad. Desde hace algunos años me sorprende todas las semanas un espacio único, creativo, amable, mágico, un lugar donde puedo volver a sentirme niña y jugar con las palabras, y puedo ¡conjugar sustantivos! Esto es en el taller literario “Silenciosos Incurables”, desde donde también se abren otros mundos a través de las miradas de personas altamente creativas”.