Te esperé toda la noche
y toda la mañana
pero ese descuido sutil
deja sin rastro la polvadera de ser.
Entre la brisa caliente que sostiene el sol,
(como ese abrazo en reposo),
te espero sentada
contra la pared
MEDIA TARDE Y ABRAZOS EN REPOSO – Por Soledad Aimetta
Nadie era más conocido que el negro Urquiza en el barrio San Antonio. Su figura alta y delgada denotaba rasgos que hablaban también de su edad. Urquiza, era como otros tantos otros criollos, de piel curtida por la pobreza y la vida poco saludable que llevaban no jugaba a su favor. Por su andar cansino se había ganado el apodo de “perezoso”, lo que por momentos generaba simpatía y cierta ternura, sobre todo en los más chicos del barrio.
EL LANZALLAMAS- Por Sebastián Reynoso