Expresiones de la Aldea

Hay algunas noticias que no se pueden creer

Iris

Escuchá esto que se me fue el 2020 y no pude comentarte. ¿Vos leíste bien?: “…Un tribunal peruano condenó a tres años y cuatro meses de prisión a un argentino de 28 años por haber dañado y defecado en las ruinas incaicas de Machu Picchu. La sentencia, al ser menor a cuatro años, permitirá que el turista argentino pueda cumplir la sentencia en libertad.

En un juicio abreviado, se declaró culpable y la Justicia peruana dictaminó que pueda regresar a la Argentina una vez que pague una multa de 1860 dólares. Esta cifra es debida a los daños causados a lo que es el principal atractivo turístico y arqueológico del país peruano.

El Juzgado de Investigación Preparatoria de Machu Picchu ordenó que permanezca con comparecencia restringida por el delito que catalogaron como ‘destrucción del Patrimonio Cultural Prehispánico’. Había sido detenido a mediados de enero de 2020 junto a un grupo de personas de distintas nacionalidades, entre ellos otros dos argentinos.

Ellos habían entrado en Machu Picchu sin haberse identificado ni pasado por ningún control. Es por eso que en la mañana del 12 de enero los detuvieron. En ese momento, descubrieron que había daños en una roca del Templo del Sol, y también restos fecales en el suelo. Asumió la responsabilidad de los hechos y la justicia deportó al resto del grupo que no podrá volver a Perú por 15 años…”. 

¿A vos te parece? Antes de mi sesudo análisis, aclaro dos cosas: primero, no conozco Machu Picchu, ni lo voy a conocer. No sé si hay baños por todos lados, o si subiste las escaleritas y fuiste. Si hay baños químicos o qué. Segundo: siempre fui de tránsito rápido y he pasado más de un apuro. Lo reconozco. Pero ir de cuerpo ahí mismo, me parece un despropósito.

Quiero decir, puedo entender un apurón, los retorcijones, mucho mate o jugo de naranja, lo que sea. Por ahí la altura te descompensa. Pero no lo puedo justificar. No puse el nombre del tipo porque me da vergüenza ajena. Aparte me imagino ante semejante baño de cultura, no hay churretera que te defienda.

El Cusco, la civilización incaica, la Cordillera de los Andes, nada fue obstáculo. Lo de los daños no tiene ni gracia, ni merece defensa alguna. Es mucha la gente que va por todos lados escribiendo pavadas, o rayando piedras o paredes. Mamadera, qué falta de respeto, qué desubicación. Se ríen, se creen que es gracioso. Qué papanatas.

Viste que ahora hay fútbol todo el verano. Qué disparate…están brindando, con el pan dulce en la boca del estómago y tienen que ir a patear la pelotita. Todo por la pandemia, pero me parece que tampoco es cuestión. Y la Libertadores y toda la milonga. Viste que juegan con la cancha vacía. Igual cada vez hay más colados.

Además ponen como dibujitos sentados en las plateas. Don Iduclodio que siempre sospecha de todo dice que algunos dibujitos no son tales, y son hinchas camuflados. No sé. Como también le meten sonido y eso, queda la duda. Es lindo porque cuando se insultan y se enojan se escucha todo. Lo que dicen los técnicos y todo eso.

Me tienen repodrida todos los programas y todos los abogados que hablaron, hablan y hablarán de la herencia del más grande, Diego Armando Maradona. Escuchame, ahora son todas víctimas y antes se peleaban como locos y se hacían juicios y todos esos líos. Insoportables.

¿A quién culpan? Viste como hablan: “lo dejaron, lo abandonaron, lo sometieron”. ¿Quién, quiénes? Tampoco aguanto más a todos los pajarones que siempre tienen una anécdota vieja para contar. Como en todas las sucesiones importantes, hay mucha guita en juego y se van a destrozar para quedarse con todo lo que puedan. Así funciona la cosa, y a no hacerse los santitos y las santitas que somos pocos y nos conocemos mucho. Y los más desesperados y rapiñeros son los letrados patrocinantes de cada uno. 

Además estoy cansada. Esta altura del año y ya estoy reventada. No sé, será la pandemia, todo lo que vivimos, la falta de vacaciones, la falta de guita, qué se yo. Me voy a dormir flor de siesta a ver si me recupero.