Sonia Andrea Farías Romaniello-14/02/2021
“Es difícil definirse a uno mismo. Pero si sé lo que no me gusta. No me gustan las injusticias, las mentiras, el dedito acusador, la mano que tira la piedra y después la esconde. No me gusta la mala crítica, la que resta y la que deja secuelas en el alma. Podría decir además que soy una persona muy emotiva. Mis hijos me emocionan cada día.
Me enseñaron una frase desde chiquita: “sabio y sin amor no le creas. El junco mientras más alto, más se inclina…” En este ir y venir me he quedado con seres maravillosos y bellos, que me dan felicidad. Estos amigos hermanos que hacen de este mundo un lugar hermoso.
Hace mucho tiempo que por trabajo no podía disfrutar del tiempo libre. Hoy que sí puedo, disfruto cada momento con mi familia. Las plantas, los perritos Lolo y Nea, las clases virtuales, aprender a hacer un ritmo y una melodía, hacer esculturas de cartón para plástica. Este año hemos ayudado a nuestros hijos y también hemos aprendido. A Gustavo, mi marido, lo conocí hace 22 años y desde ese día estamos juntos. Él me acompañó y me acompaña en cada paso.
Cuando llegamos a Villa Mercedes, hace 12 años, lo primero que hice fue extrañar, ¡me quería volver todos los días! Pero esta ciudad me brindó la posibilidad de crecer. Aquí nació Máximo, aquí soñamos proyectos, algunos se concretaron y otros no se dieron. Una vida sencilla, con aciertos y caídas pero tratando siempre de seguir adelante”.