Federico Paul Acosta Moyano-28/03/2021
Soy Federico Paul Acosta Moyano, nací el 30 de noviembre de 1994 en San Luis. Todas las etapas de mis estudios las cursé en el Colegio San Luis Rey. Siempre soñé mucho, primero con la idea de ser jugador de fútbol, como muchos niños. Jugué en San Lorenzo, Pringles, Huracán, en general fue un paso breve, después también hice vóley y ajedrez.
Como mi viejo es cantante en casa escuchamos música siempre. En la casa de mi abuela se juntaban a ensayar y él me llevaba desde que tenía tres años, existen grabaciones en casete donde canto sus temas, sin saber mucho de las letras. A los catorce años me llevó como segundo guitarrista, allí debuté con muchos nervios, en un boliche de Villa Mercedes. Aprendí a tocar la guitarra gracias a mi mejor amigo, lo básico en guitarra criolla. Mi viejo me compró una para que lo acompañara en sus presentaciones. Recuerdo que en la play jugaba al Guitar Hero, pensaba que algún día compondría canciones, uno de los sueños cumplidos.
Por entonces no quería saber nada con cantar, tuve la oportunidad en el colegio, o por sugerencia de mi viejo pero yo le tenía rechazo, creo que era por timidez. Actualmente recibo comentarios positivos sobre mis interpretaciones, inclusive de muchos que no esperaba. En la adolescencia dejé muy de lado mi música, seguía acompañando a mi viejo pero no era algo que me apasionaba, hasta que comenzaron las peñas universitarias, en las cuales a veces cantaba y me gustó.
En ese momento mi padre me propuso acompañarlo en la primera guitarra y comencé a viajar fuera de la provincia, conociendo de verdad la vida de músico profesional, accediendo a contratos y presentaciones pagas.
Mis comienzos también tienen que ver con el metal ya que tuve dos bandas de ese estilo, que sin dudas me sirvieron como experiencia. Tuve una etapa de transición en la cual fui conociendo mi voz, mis registros, cómo no forzar las cuerdas, allí empezaron a despegar un montón de ideas.
Mi padrino, Alejandro Aguilera, me llamó para hacer un par de canciones, le gustó cómo cantaba los clásicos y armamos una onda medio acústica, que se llama “Vintage”. Cuando nos separamos con la segunda banda de metal, armé una banda de indi-rock, donde me acompañó Nico, que era de la banda anterior. Hacíamos temas Stokes, Arctic Monkeys, donde también cantaba, fue en las que más me gustó tocar.
Desde allí empecé a componer mis propias canciones, hice muchos temas variados, un reggaetón, una balada romántica y una canción de metal que quedó por ahí. Hace unos años tuve la suerte, quizá el destino, de encontrar a un chico que hacía música en Miami, él era beat maker, y de rebote me encontró en YouTube, creo que era un tema de trap, era la época que estaba de moda Duki, Khea, me dijo que hiciéramos algo juntos, él fue el que me impulsó a irme de rama, venía del rock y me tiré de lleno al reggaetón. Sigue siendo mi productor, hablamos por Skype o por videollamada, componemos juntos, sacamos un disco hace un año que se llama “Once”, que contiene cuatro temas de reggaetón. Busqué nombres y el que más me gustó fue “Eleven Sounds”.
El comercio en la música hoy en día es diferente, es puramente digital, más en este ámbito pegarla con algún tema para que se haga viral, pero yo quiero dar un paso más adelante, conozco mis virtudes. La idea sería irme con mi productor a Estados Unidos porque es la cuna de todo. En Estados Unidos están las disqueras, los artistas como Dalex, Sech, Lenny Tavarez, mi productor, donde puedo sentarme junto a él y toda su gente a componer, a sacar cosas frescas, buenas, sería lo máximo.
Tengo varios sueños, uno sería cumplir mis asuntos incompletos, estoy estudiando Licenciatura en Biotecnología, estuve en la Licenciatura en Computación que nunca terminé y perdí mucho tiempo.
Mis familia siempre me apoyó, mi papa es José Luis Acosta, por quien me inspiré y donde comenzó todo, mi madre Norma Moyano, mi sobrino que es muy crítico de la música y siempre esta actualizado (se ríe) y pendiente de mis canciones, mi padrino Alejandro Aguilera, una eminencia en la música. Ellos me hicieron creer que verdaderamente se puede. Me gustaría resaltar que los sueños se pueden cumplir, si verdaderamente hay “hambre” para lograrlo.