Expresiones de la Aldea, Notas Centrales

BITÁCORA DE PANDEMIA


Hojear sin juzgar el cuaderno de bitácora de viaje en esta pandemia en el que diferentes y distantes personas escriben reflexiones y sentires de esta historia

La Opinión/ La Voz del Sud

Nos asomamos a una bitácora norteña de Valentina Ponce. Ella es artesana en el Mercado Artesanal de Jujuy desde hace muchos años. Con la calma con la que pasaban nuestros días en el pueblo, nunca esperamos que algo como lo que nos tocó vivir en 2020, y este panorama no mejora en 2021. La situación del sector artesanal fue desesperante. A las carencias propias que muchas veces cada familia trabajadora presenta, se sumó toda la restricción del turismo que para nosotros es ingreso fundamental. Aunque muchos nos movemos y contenemos como comunidad, ningún esfuerzo era suficiente para ayudarnos a todos.

Nuestros hijos están acostumbrados a crecer en el mercado, jugando, compartiendo, bromeando y aprendiendo porque en mi caso el trabajo en telar no es solo una fuente laboral sino que es una herencia cultural. Las lanas que se eligen, los colores, la distribución, todo tiene un por qué y eso se va trasmitiendo en mi familia.  Lo que sucede en nuestro espacio tiene que ver con saberes ancestrales y con entregar un producto acabado con nuestras manos que la persona que se lo lleva entienda que detrás de eso hay saberes ancestrales.

Ver cómo todo nuestras dinámicas cambiaban es algo que jamás me voy a olvidar y sí me gustaría que realmente sirva de algo todo el dolor que está mostrando el mundo. La partida de nuestros ancianos más queridos que también son saldo de esto que se ha vivido. Todo nos marca para siempre, nos toca pensar qué vamos a hacer con ese aprendizaje.

Nuestros puestos son abiertos, hay ventilación y la verdad que dentro de todo se intenta que los protocolos se cumplan, tenemos conciencia que lo peor que nos puede pasar es que el turismo se cierre y que tengamos que resistir por segundo año.

Un grupo de tejedoras, en su mayoría de Purmamarca, se sumaron a una plataforma virtual para ofrecer sus productos debido a la pandemia. Foto: https://elmercadodepurma.com.ar/

Mis sobrinitos van a la escuela y es muy llamativo cómo ellos se han adaptado más naturalmente que nosotros a los protocolos, el otro día uno me decía: -tía no quiero que me separen nuevamente de mis amigos, si nosotros nos estamos portando bien. Me partió el alma, porque parece que serán los adultos de su mundo los que no ayudan, y los niños padecerán nuevos encierros si no reaccionamos.

Ya tuvimos tiempo de entender cómo cuidarnos y cuidar al otro, el que no lo hace es porque no quiere, no creo en eso que sea un tema de clases sociales. Lavarse las manos y mantener distancia en lugares públicos, no entrar si un espacio está saturado y quedarte en tu casa si tenés síntomas y lo que es más importante avisar que los tuviste a tus conocidos. Obvio que hay familias que duermen todos en la misma habitación y probablemente terminen todos contagiados, pero acá el problema, ya sea en Jujuy o en Buenos Aires es que en los lugares de espacios comunes no quieren respetar lo que funciona.

Cada barcito va mirando para otro lado y mete una mesita más, luego está el que ve que esa mesa queda apretada y lo mismo se sienta, entonces son dos en falta, y así la bola de nieve.

Creo que la Pachamama también está hablando en esta pandemia, ¿no les llama la atención el cambio de climas?, cada vez más notorio, acá ha hecho calor en días insólitos y lo mismo con el frío. Es tiempo de reflexionar y no sé si seremos mejores, algo así como a nivel social, pero sí decido que yo seré mejor y que daré lo mejor a los míos, que haré que el tiempo valga en calidad. Que no esperaré la tercera, cuarta y quinta ola para entender, porque ni las olas representan el mar en el que todos vivimos y somos parte. Ese Mar de Fueguitos que dijo Galeano. Es aquí y ahora, sin después. Eso creo.