Enrique Omar González-18/04/2021
Mi nombre es Enrique Omar González, tengo 36 años, nací en Villa Mercedes, provincia de San Luis. Mi madre se llama Ana María Bustos, ella es de Del Campillo, provincia de Córdoba. Mi padre se llama Reinaldo Silverio González, nacido en Villa Mercedes. Hoy comparto mi vida con Jessica Lorena Pérez, somos una familia ensamblada, ella tiene 2 hijos con su pareja anterior y yo 2 con la mía, y tenemos un hijo en común.
Sobre mi niñez recuerdo que con poco era muy feliz, mis padres me enseñaron a valorar mucho lo que teníamos, éramos una familia humilde. Los juguetes eran: la pelota, el trompo, las bolitas, jugar a la escondida, a la pía o la Rayuela. Mis estudios primarios fueron en la escuela Mariano Moreno y los secundarios en el colegio Benito Juárez. Tengo recuerdos imborrables de mi paso por ambos.
Mi padre jugaba al fútbol y fue presidente del club Villa del Parque y como todo padre futbolero quería que yo fuera jugador de fútbol, y siempre me incentivó para ello. Desde que tengo uso de razón Maradona era lo máximo para mí, no había nadie mejor que él y bueno, te motivaba y cuando uno jugaba de chico siempre lo quería imitar y ser como él, como el mejor del mundo.
Empecé a jugar a los 6 años en un equipo infantil de fútbol del barrio San Antonio, después pasé a un equipo que se llamaba el Cosmos, luego pasé por Obras Sanitarias, Sportivo Mercedes y Villa del Parque. También formé parte del club La Punta San Luis que dirigía José Sanfilippo. En 2005 volví a Villa del Parque para jugar mi primer torneo del interior, y ese mismo año estuve en Talleres de Córdoba, una prueba de dos semanas.
Unos años después me busca Alianza Futbolista para jugar el torneo del interior 2010; también el club Jorge Newbery me da la posibilidad de jugar otro torneo del interior y en ese mismo año me pide a préstamo. Clasificamos y en 2011, juego otro torneo del interior con el mismo club y vuelvo a mi club de origen Villa del Parque. Sigue mi transitar por clubes locales siempre convocado para torneos como es el Del Interior, en 2014, y se suma un nuevo destino: el club Cultural Mattaldi de la provincia de Córdoba.
Luego regresé a clubes de la ciudad con un breve paso por Tilisarao, por el campeonato nacional de veteranos en Paraná con Despensa Armando y la copa YPF con el Fortín el Patria. En esas idas y vueltas nos llega este año 2020 que, como todo ya sabemos y por la pandemia no se pudo hacer mucho, prácticamente nada, igual yo siempre estoy entrenado para estar al máximo, para cuando haya que volver al ruedo deportivo.
Cuando falleció mi padre yo tenía tan solo 16 años, y estuve un año sin hacer nada, no jugaba más al fútbol, ese fue un momento de mi vida que me marcó y mucho.
Me definiría como una buena persona: humilde, sencilla, sincera, creo ser un buen amigo, no tengo muchos amigos, los pocos que tengo son valorables, lo que sí conocidos en este ambiente hay muchos.
Creo que a medida que pasa el tiempo y uno está más grande de edad, se vuelve más sensible y ya no se enoja tanto. Más que todo trato de disfrutar de la vida y de mi familia, siempre agradeciendo a Dios todos los días de mi vida.
Mis gustos musicales son muy variados, escucho de todo, me gusta cualquier género, en especial escucho mucho cuarteto, pero también me gusta el folklore, y en el auto nunca falta la cumbia o el rock nacional.
Mi tiempo libre lo disfruto mucho con la familia generalmente y con los buenos amigos que siempre están al pie del cañón.
Mis padres me han marcado algo que siempre lo llevo presente en mí: siempre me dijeron que hay que ser responsable y buena gente, y trato de cumplirlo a rajatabla todos los días y en todas mis actividades.
Mi madre siempre me decía que los amigos se cuentan con los dedos de la mano, no soy muy amiguero, sí tengo millones de conocidos y comparto momentos con mucha gente del ambiente del fútbol, eso te da estas cosas.
San Luis lo es todo, amo esta provincia, tengo mi familia acá y hago lo que me gusta, cuando se puede me encanta viajar por todo el interior, disfrutando de sus paisajes, y relajándonos un poco.