Expresiones de la Aldea, Notas Centrales

BITÁCORA DE PANDEMIA


Hojear sin juzgar el cuaderno de bitácora de viaje en esta pandemia en el que diferentes y distantes personas escriben reflexiones y sentires de esta historia

La Opinión/ La Voz del Sud

Nos asomamos al cuaderno de viaje en pandemia de Lucía Caro, estudiante de último año en la escuela Paula Domínguez de Bazán:

Recuerdo que estaba en la primera semana de mi penúltimo año del secundario observando cómo una de mis compañeras sacaba alcohol en spray, y limpiaba su banco antes de apoyar sus cosas. Inconscientemente, pensé, que estaba exagerando. Nunca llegué a pensar que hoy en día iba a ser algo indispensable para todo, tener que llevar en tu bolso, tu mochila o en tu bolsillo, una botellita de alcohol.

Recuerdo también, habernos preguntado con mis amigas si este virus iba a llegar a la Argentina, si íbamos a seguir yendo a la escuela y qué iba a pasar con todo.

Hasta que unos días después, un domingo por la noche, el gobierno Nacional anunciaba que, a partir del lunes de la semana entrante, por un periodo de 15 días estaríamos bajo Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio.

Todos los días veía en las noticias que en cada parte del mundo, los casos y las muertes aumentaban cada vez más. 

En las noticias se comenzaron a mostrar protestas de las personas que estaban en contra del aislamiento. Manifestaban que necesitaban salir a trabajar ya que su sustento económico era lo que ganaban día a día. Con esto pude ver, que mi familia estaba en buena condición económica, porque mis padres tienen un trabajo con un salario fijo.

Con respecto a la escolaridad, vi los dos lados de la educación virtual; mi mamá, docente, y yo, alumna. A todos se nos ha hecho difícil, pero en mi caso pude cumplir con todo lo que pedían los profesores y haciendo acuerdos que nos favorezcan a ambos: docentes y estudiantes.

Personalmente, lo que más me estresó fue tener que cursar mi último año estudiando en un instituto de inglés. Fue muy estresante el cambio radical de la total presencialidad, como ha sido siempre, a la modalidad virtual. Ser un curso con compañeros, compañeras y una profesora nueva, fue un reto muy grande que con ayuda, constancia y paciencia de todos y todas, supimos superar.

Estar en casa me dio la oportunidad de hacer cosas que me gustaban, y que antes no hacía por falta de tiempo o de ganas. Comencé a tocar instrumentos; la guitarra y el ukelele; a dibujar y pintar, y por último; a escribir en un diario los sentimientos y pensamientos que atravesaba cada día.

En mi entorno familiar y amistoso observé distintas emociones; algunos estaban relajados, otros, en cambio, mostraban ansiedad y depresión, que eso no fue muy lejos de mi realidad también.

Ahora, en el 2021, estoy en mi año “promo”. A mis amigas y a mí, nos entristece saber que no vamos a poder disfrutar mucho de esta etapa juntas, antes de que cada una elija una carrera universitaria y tenga que cumplir con otro tipo de responsabilidades.

He podido reflexionar y entender lo importante que es tener una buena relación con las personas con las que uno convive. Que cada uno tenga sus cosas y sus rutinas, hace que no pase mucho tiempo en su casa, y luego, muy repentinamente tener que estar 24/7 en ella, puede resultar muy agobiante. Es importante respetar el tiempo del otro y practicar la paciencia, porque no todos nos tomamos las cosas de la misma manera, es lo que aprendí e hice más durante todo este tiempo, y es algo que a largo plazo voy a necesitar para todo tipo de situaciones.

Pero creo, que lo que más ha afectado a la mayoría de la gente ha sido perder contacto con nuestros seres queridos.

Algunas personas, han perdido familiares o amigos por el Covid-19, y no han podido despedirse como es debido por las distintas restricciones.

Espero, profundamente, que todos aprendamos a valorar. Valorar las personas que tenemos siempre a nuestro lado, que son las que verdaderamente necesitamos y nunca se sabe si en algún momento vas a tener que ver a tus más queridos a través de una pantalla, sin poder abrazarlos, tocarlos o besarlos… Valorar las pequeñas cosas que nos hacen felices, sin que nosotros las tengamos en cuenta. 

Esta pandemia ha cambiado a la gente, solo espero que positivamente, porque esto, definitivamente, ha dejado una huella en el mundo.