Reportajes

Daniela Silvera-06/06/2021

Mi nombre es Daniela Natalia Silvera, tengo 32 años, y soy Licenciada en Psicología. Soy hija de Ricardo Silvera y Alejandra Etcheverry, y tengo una hermana. Nací en Buenos Aires pero nos mudamos a San Luis cuando yo era muy chica.

San Luis era muy diferente en aquel entonces, la gente era amable pero algo distante, todavía no había crecido tanto y el clima era mucho más seco. De chica era muy tímida y me costó mucho hacer amigos, pero disfrutaba inventando juegos, historias, dibujando y pintando. Amaba las películas, y los dibujitos animados, soy de la generación que creció en los noventa así que me crie mirando televisión, canales como Magic Kids donde pasaban Dragon Ball y Sailor Moon, El Zorro y el Chavo del 8. El habernos mudado a San Luis hizo que la naturaleza fuera una fuente inagotable de curiosidades y de exploración.

Pasé la primaria y parte de la secundaria en el Instituto San Agustín, el resto en el Santa María, y luego estudié la Licenciatura en Psicología acá, en la UNSL. Desde siempre he querido estudiar psicología, me resultaba fascinante la idea de entender cómo funcionamos. Paralelo a ese deseo, se gestaba otro interés, el de la escritura. Siempre me gustó mucho leer y escribir, y las historias en cualquier formato: películas, libros, anécdotas, historia general, mitología.

Sentí la inclinación a escribir como un deseo de revivir cosas que disfrutaba, disfrutaba leer a Agatha Christie así que escribía historias de detectives, disfrutaba de las películas de fantasía así que escribía historias de dragones, disfrutaba cosas y escribía. Era mi manera de jugar con todo lo que me daba alegría, de cambiar, romper y volver a armar, de homenajear y también de encontrar espacios propios. Durante mucho tiempo escribí de manera solitaria, nunca con la intención de mostrar mis producciones, un par de veces lo hice y aunque en mi familia siempre tuve muy buena recepción, por fuera de ellos a nadie le interesaba mucho lo que yo hacía. Un día una amiga me dijo que empezáramos un taller literario juntas, así fue como llegué al taller literario Silenciosos Incurables de Viviana Bonfiglioli, en 2013. Ese fue un momento definitivo, no solo porque me ayudó a encontrarme con personas que disfrutaran lo mismo que yo, sino también porque me permitió navegar por espacios narrativos que no me eran tan familiares, como la poesía, y encontrar oídos amigos entre mis compañeros.

Una vez dentro del taller me permití compartir mi trabajo de una manera más amplia, primero a través de la revista que el taller solía tener, luego a través de lecturas abiertas, recitales literarios y presentándome a concursos. En 2019 formé parte de la antología de ficción CoLiPuCiFa, que incluye relatos de ciencia ficción y fantasía de varios autores locales, con la particularidad de que cada cuento transcurre en suelo puntano. El año pasado participamos, en equipo con otras amigas del taller, del Mundial de Escritura que realizó Santiago Llach, un escritor y tallerista de Buenos Aires que decidió abrir esta competencia de manera gratuita en medio de la pandemia, mi texto quedó como uno de los 10 finalistas de entre más de 522 textos de autores todas partes del mundo. Nuestro equipo de San Luis quedó entre los 10 finalistas junto con equipos de Buenos Aires, de Chile y de Ecuador, siendo el único conformado principalmente por gente del interior.

Si tuviera que decir algo de mí diría que soy una persona distraída. Eso me ha traído más que nada beneficios, aunque suene raro, porque los distraídos somos observadores encubiertos, nos llaman la atención cosas que resultan muy obvias para los demás. A mí las obviedades siempre terminan por sorprenderme, porque perdí el “Manual de las Cosas Prácticas” y vivo improvisando obviedades a ver si la pego o no.

Me encanta la literatura fantástica y de terror, son mis géneros favoritos. Leo muchas cosas y me llevo bien con todos los géneros, pero si tuviera que elegir qué es lo que más me divierte, lo que elegiría solo por el placer de leer, sin duda sería un libro de esos géneros. Hay algo muy atrapante en la manera como uno se plantea jugar con el miedo o con lo inexistente, convivimos a diario con lo que no existe y es muy interesante verlo plasmado en libros. Disfruto mucho el realismo mágico, es un estilo que me resulta muy cercano. En cuanto a música escucho casi todo, pero mi preferencia es el rock nacional y el rock de los setentas.

De mis padres he aprendido muchísimas cosas, creo que una de las más importantes es que siempre se puede volver a empezar y que es importante decidir.

Al haber sido tan tímida de chica la amistad ocupa un lugar muy importante en mi vida. Valoro mucho a las personas con las que he logrado construir una experiencia de apoyo y compañía a lo largo del tiempo.

Mi relación con San Luis en un principio fue difícil, porque fue un cambio muy grande, pero no desearía estar en otro lado. Amo mucho esta provincia, la gente, sus tiempos, el campo, las sierras, la siento propia.