Tertulias de la Aldea

LA NOBLEZA Y EL ÍMPETU

Por José Villegas (*)

La contribución material, que en no pocos casos constituía cantidades y cifras asombrosas, constaba de mulas, caballos, dinero, joyas, charqui, ponchos, aperos, monturas, ajo y cebolla, frutas secas, peleros, lazos, fustas, riendas, reses en pie, cartucheras, armas (trabucos, carabinas, fusiles, cutones, pistolas, machetes, bayonetas, espadas), aparejos, varas de picote, cueros de vaca, cueros de oveja, cueros de cabra, pasas de higo, orejones, maíz, trigo, grasa, etc.

Los lugares donde hubiese habitantes, ya sea en los principales centros como la Ciudad de San Luis, Renca (que en aquellos momentos contaba con 5000 habitantes y hoy solo con 800) y El Morro o los parajes más recónditos, acudieron al llamado del gobernador Dupuy.

Algunos de ellos y la cantidad de aportantes (desde poderosos hacendados, pequeños productores hasta pastores y peones, cuyos nombres y apellidos están estrechamente vinculados a los de los miles de combatientes que citamos más adelante) son los siguientes: ciudad de San Luis (152); Piedra Blanca (54); Renca (164); Nogolí (21); Socoscora (20); Punta de Agua (22); Carrara del Novillo (37); Partido del Rosario (62); San Francisco (30); Las Lagunas (36); Río Abajo (2); San Felipe (8); El Bebedero (17); Paso de Abajo (9); Las Tapias (14); San Lorenzo (8); Bagual (10); El Totoral (7); Varela (15); Partido de Guascana (11); Saladillo (101); Suyuque (15); El Durazno (19); San José del Morro (92); La Punilla (37); Quines (19); Río Quinto (41); El Tala (11); El Gigante (11), Frontera de San Lorenzo a Médano Grande (10); Santa Bárbara (128); Conlara (98); Inti Huasi (65); El Pantanillo (55); Rincón del Carmen (64); Estancia Grande (44); Guzmán (94); Los Chañares (14); El Chorrillo (14); Chalanta (9); Debisadero (17); La Carolina (41); Partido de La Frontera (32); Santa Rosa (46).

Sobre la contribución en combatientes puntanos a la Gesta Libertadora, ya en 1951 el Prof. Víctor Saá anotaba en su Monografía lo siguiente: (…) La contribución de San Luis en soldados es única en la Historia de nuestra Patria. Cuando comienza la organización del Ejército de Los Andes, San Luis había contribuido ya con 3000 soldados.

Pero el pueblo puntano está sobre las armas en el Ejército Libertador con un efectivo de 2185 hombres.

Aquellos valientes se cubrieron de gloria desde Chancay hasta Ayacucho. ¿Sus nombres? Muy poco se recuerdan.

El Libertador Gral. José de San Martin elevaba, el 27 de agosto de 1819, al Director Supremo Juan Martin de Pueyrredón, el siguiente oficio:

“El adjunto estado (de alistamiento general en San Luis) que tengo el honor de incluir a V.S. manifiesta bien claramente los sublimes testimonios de la heroica ciudad de La Punta de San Luis. No serán subyugados pueblos capaces de hacer tales sacrificios. Estoy seguro de la satisfacción que tendrá el Supremo Director del Estado cuando V.E. eleve a su conocimiento el heroico patriotismo de la ciudad de San Luis”.

Gral. José de San Martin

27 de agosto de 1819

Imagen de un recorte periodístico de un diario de la época con el retrato del Coronel Vicente Dupuy. Foto: José La Vía.

Nómina de combatientes puntanos incorporados al Ejército Sanmartiniano

Tanto nuestros historiadores como cronistas, estudiosos e investigadores en general han coincidido, lamentablemente, en que las listas de levas, voluntarios, reclutados y otros, halladas en el Archivo Histórico provincial, no son todas las que se confeccionaron en aquellos años (1814-1819). Muchas de estas nóminas fueron guardadas por individuos particulares, edecanes y oficiales, otras extraviadas y otras trasladadas a Mendoza (sin copias) para ser incorporadas al registro general que se tenía en archivo, de los reclutados de todo Cuyo.

Un caso emblemático fue el de las petacas repletas de documentos y nóminas que yacían abandonados en el domicilio del oficial patriota José Antonio Becerra, combatiente y colaborador estrecho del gobernador Dupuy, responsable de la custodia de aquellos listados.

Luego de su muerte en soledad, esos reservorios encontrados en su casa fueron abiertos y el papel usado para hacer fuego y en no pocos casos los niños del vecindario fabricaban barriletes con aquella valiosa documentación.

Afortunada y circunstancialmente, el prestigioso historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna, avanzada la década del ´50 del siglo XIX, de paso por San Luis en dirección a Santiago de Chile descubrió lo que quedaba de aquella documentación y dispuso trasladarla al Archivo General del país hermano. Así, el mismo Vicuña pudo años más tarde asegurar que la caballería puntana, en cantidad y calidad, fue la más destacada, a la hora de demostrar destreza y bravura, en los campos de batalla tanto de Chile como del Perú.

(*) Tercera parte