Reportajes

Gerardo Esteban Masman Ruiz. 05-09-2021

Soy Gerardo Esteban Masman Ruiz. Nací en un otoño convulsionado, el 30 de marzo de 1976, en la ciudad de Mendoza. Hijo de Carmelo Juan Masman, nieto de alemanes, y de Rosa Mirta Ruiz, hija de un francés y una italiana, tres años después nació mi hermano Marcelo Fabricio que hoy vive en Groninga, Holanda.

Mi niñez transcurrió en un barrio tranquilo de Mendoza entre veredas y calles que eran patios enormes de juego, casi siempre bajo la mirada de algún vecino, una de ellas mi madrina, que con descuido miraba como jugábamos con primos, muchos primos (mi padre tenía 9 hermanos).

Siempre recuerdo la primera vez que viajé solo en micro, mi madre me acompañó a la parada con cientos de indicaciones en mis oídos, y ese primer viaje lleno de adrenalina fue a la Biblioteca General San Martín, un lugar que visitaría muy a menudo y que despertó siempre en mí la curiosidad por leer todo o casi, pero sí de todo.

La primaria la cursé en el Colegio “General San Martín” y el secundario en la Escuela Técnica Química Industrial “Homero Manzi”, en la Ciudad de Mendoza. El resto de mi formación me llevó por Madrid y Barcelona, soy licenciado en Diseño y Museólogo.

Con mi formación técnica me incliné inicialmente por algo en esa línea aunque siempre me interesó el arte y la literatura, cada vez que viajaba a un lugar, inexorablemente terminaba visitando algún museo o admirando la arquitectura y ornamentación de diversos edificios. No creo que haya un único momento que me hiciera decidir por algo en particular al momento de estudiar. También hay en mi muchas ganas de buscar información, experimentar, aprender y reaprender, incursionar y un hambre de saberes.

Actualmente me desempeño como Jefe de Subprograma de Gestión Cultural en Cultura de la provincia de San Luis y como diseñador y gestor de contenidos en Casa Mollo (Resto-Bar cultural).

Hay diversos momentos que han sido bisagra en mi vida, yo creo que eso es lo interesante de vivir, pero sin duda uno de los hechos más importantes fue la experiencia de transitar una enfermedad el año pasado que me dejó al borde de la muerte, esto me hizo replantear las listas de mi vida y valorar a muchas personas que están en ella.

Me podría definir como una persona “ecléctica” aunque debo confesar que en el caso puntual de las personas creo que las autodefiniciones son tan efímeras como la capacidad que tenga de replantearse cómo se definió. Creo más en la esencia de las personas, las definiciones pueden modificarse, la esencia no tanto.

Me emocionan muchas cosas, una mirada, una canción, un texto. Me apasiona vivir y el saber, y me enojan pocas cosas porque eso maltrecha mi vivir y mi saber.

Prefiero TODO, no me atrevo a restringirme a algo o unas cuantas cosas, es inconmensurable la creación natural y tan grande la creatividad humana que no quiero perderme de nada o prefiero perderme de poco, tengo más de 600 canciones en “me gusta” y más de 220 playlist en Spotify, y no es indecisión es avidez. Como dije: leo casi todo, pero si de todo.

Me gusta viajar, pasear o disfrutar del cine y la pintura. Mis momentos más íntimos son pintando.

Tengo una colección de frases de mis padres que digo a diario y que en algún momento detesté que me dijeran (ríe), y también guardo como enseñanza de mi madre: “siempre se puede ser feliz y eso no depende de lo que tengas”, en tanto que guardo de mi padre la necesidad de estar siempre haciendo o pensando algo, “ya voy a tener tiempo de estar sin hacer nada cuando me muera», decía.

Más que en la amistad creo en varios tipos de amistad y todas son importes en mi vida y se resignificaron durante el tránsito de mi enfermedad. También creo que la amistad puede prescindir de la frecuencia de verse, y eso no lo hacen menos profundas e íntimas.

San Luis es mi hogar, puedo irme a cualquier lado pero quiero volver al calor de mi hogar, siempre deseo estar en San Luis. Aquí me siento pleno, hago lo que me apasiona y eso lo agradezco profundamente. Creo que muchas veces normalizamos nuestro vivir en San Luis y eso puede que no nos deje valorar con profundidad lo agraciados que somos de vivir aquí.

Yo aún puedo ver y sentir mi felicidad de infancia en las calles de San Luis y no lo puedo ver en ningún otro lado.