Reportajes

MARÍA SOLEDAD MARTÍNEZ -17/10/2021

Mi nombre es María Soledad Martínez, nací en Villa Mercedes el 14 del abril de 1977, mi madre es Cira Lucia López Medeot, trabajaba de maestra rural y asistente social, ella oriunda de Justo Daract, de niña se trasladó con su familia a Villa Mercedes, mi abuelo Francisco López, trabajaba en el ferrocarril y también tenía hornos de ladrillos, y mi abuela Zulema Elena era modista.

Mi padre Vicente Iván Martínez, trabajaba en la estancia Santa Romana, oriundo de Villa Mercedes, hijo de Vicente Antonio Martínez Ardiles, quien era gente dedicada a la política, y quien fuera varias veces intendente de la ciudad, su madre Juana Andrada, quien se destacaba por su labor social, nieto del coronel Ardiles. Vengo de una familia fundadora de mi ciudad, mis hermanos  son Romana Marina, Elena Dolores, Francisco José, y por parte de padre Sergio, Iván, Francisco. Mis hijas Florencia Katiana, Agustina Abril, Giulia Salomé y mi nieta Alma Isabella.

De pequeña vivía en el Barrio Estación, mis amigos Camilo y Bernardina Sosa Ríos y  Paola Corso, recuerdo que nuestros juegos siempre eran en el enorme patio de mi casa, jugábamos a la pía, a la escondida, al tejo, éramos niños felices y sobre todo niños libres, a los 6 años nos mudamos al centro, al Barrio Pringles, donde con mis hermanos comenzamos a asistir al club Jorge Newbery, que todavía frecuento. Recuerdo que en esos tiempos nos conocíamos todos en el barrio.

Mis estudios de primaria fueron en el colegio Madre Cabrini y el secundario en el Centro Educativo N° 20 Juan W. Gez. 

Desde pequeña siempre sentí ese amor por los animales, cualquiera fuera, mi tiempo feliz era con animales, cuidaba todo los que podía, recuerdo que solía esconder gatitos en el placard porque mi mamá no me dejaba tener más de uno, solo un perro y un gato, pero yo rescataba todo los animalitos que podía y desde pequeña les buscaba familia.

El ser proteccionista es por amor, mi hija Florencia también, al igual que yo, desde pequeña empezaba a rescatar animales de la calle, a traerlos a casa y hacíamos lo que estaba a nuestro alcance para cuidarlos y sobre todo alimentarlos, un día mi hija me dijo: “mamá, tenemos que hacer algo, no puede haber tanto abandono y maltrato hacia los animales”. Creo que en ese momento fue el cambio para tratar de hacer más, sin dudas fue por amor y por la confianza que ella depositó en mí desde su inocencia, por eso sigo en esta lucha de ser proteccionista, de poder cambiar, de concientizar, de que se cumplan las leyes y por sobre todo de salvar vidas.

Comencé a trabajar con un grupo de personas maravillosas, salíamos por los barrios educando, concientizando y ayudando, y vimos que no era suficiente, entonces con un grupo de personas (todos proteccionistas independientes) y con quien hoy es mi amiga, Romina Chaparro, fundamos lo que es “Proteccionistas Unidos”, donde todos los proteccionistas por primera vez nos uníamos por la misma causa: ser la voz de los sin voz. Trabajamos para poder mejorar las condiciones en la que estaban los animalitos en la canera, o el refugio, comenzamos a luchar por las castraciones masivas, por la pirotecnia cero en la ciudad, y así logramos muchísimos cambios.

Si tuviera que definirme diría que soy una trabajadora incansable, soy honesta, y sobre todo una defensora de lo que amo. Un lema en mi vida: “Ama y haz lo que quieras”. Y amo los tatuajes.

Me apasiona la risa de mi nieta, mirar a un animal a los ojos porque veo un alma. Me enoja y me duelen mucho las injusticias y los abusos, es algo que no tolero.

Me gusta escuchar música nacional, también me gusta el piano, el violín, la guitarra y la zamba. Leer es una pasión en mi vida, tengo una biblioteca llena de libros, ya los leí a todos, un libro para elegir: “El caballero de la armadura oxidada”.

En mi tiempo libre me gusta estar con las personas que amo, viajar, estar en mi casa con mis animales, me gusta mucho meditar, hacer reiki.

De mi madre aprendí lo que es ser solidario, el amor al prójimo, la fortaleza de levantarme más fuerte después de cada caída, el derecho a equivocarme y aprender de eso, y de mi padre aprendí la libertad, pero de quienes aprendo más cada día son de mis hijas, ellas son mi pilar, mi cable a tierra, por ellas intento ser mejor ser humano día a día.

La amistad es muy importante para mí, mis amigas son las mismas de años, más que amigas son compañeras de esta vida.

Yo amo a mi ciudad, me tocó vivir 3 años lejos de Villa Mercedes, y nunca dejé de extrañar cada vereda, cada calle, y cuando volví recuerdo que sentí la seguridad de estar en casa, para mí Villa Mercedes San Luis es mi hogar, es mi lugar en el mundo. Amo ser proteccionista, hoy tengo un lugar donde no solo he puesto toda mi responsabilidad, mi trabajo, mis horas, mi día a día, sino también todo mi amor, tengo un grupo con el que trabajo que realmente es excepcional, y con los que sin dudas somos el cambio que queremos ver en el mundo.