Expresiones de la Aldea, San Luis

Ser nocturno

Por Leandro Javier Baigorria (*)

Varias noches me pregunté el por qué del insomnio, del murmullo cerebral, de las ventanas, de la lluvia, de la infinita noche, del cálido brillo estelar. Varias noches fatigué por los laboriosos laberintos; en esos donde los pasillos se bifurcan, se entrelazan, se desdoblan y vuelven a converger.

Creí alguna vez haber develado el silencio atronador de los cielos, y el de los señores de los cielos. En ocasiones me senté junto a ellos, y en tantas otras fui masacrado por ellos.

Varias veces me desconocí, me apuñalé, me destripé y me salvé. Varias veces me rendí y entregué banderas. En otras fui un mártir, un caballero y hasta el mejor guerrero. En absolutamente todas, me hundí. El viscoso mar de significantes jamás tuvo piedad de mí.

Divagué y erré el ancho desierto. No dejé grano de arena sin examinar. En ninguna parte encontré el valor, ni la fuerza ni el coraje para callar las voces. Y aunque siempre me supe hundido jamás me ahogué. Antes que el infierno congelado de lo inerte me quedo con el corazón. Con lo frágil y sufriente del corazón. 

Hoy sigo perdido en el desierto de lo real. Atrapado entre fronteras difusas, impalpables. Sigo divagando y examinando. Mi cuerpo drenó toda su fe y esperanza. Quedé deshidratado de ilusiones que pesaran mi piel. Soy mucho más liviano. Pronto, en alguna de estas noches, volaré y adornaré el cielo con mi tenue luz.

Serie de “Sueño e insomnio N°1”, por Liu Xiaodong.

(*) Soy Leandro Javier Baigorria. Ni el mismo de ayer ni parecido al de mañana. Un errante. Una víctima más. Un orgullo y un fraude. La escoria y el que más sabe. Risa de mil dientes y feligrés del silencio. Silencioso. Incurable. Padre. Hijo. Desaparecido. Amante del verso y el vino, unidos. Apolo y Dionisio. Un texto inconcluso. Un simple caminante.