María Anina Greco-06-11-2021
Me llamo María Anina Greco, tengo 35 años. Nací el 27 de enero en San Luis capital, la misma ciudad en la que vivo actualmente. Mis padres son Marcelo Greco (bioquímico) y María Cristina Salvatore (profesora de francés), ambos oriundos de San Luis. Tengo una hermana mayor, se llama Ayelén. Ella nació en París, Francia. Actualmente estoy soltera y no tengo hijos.
A los 3 años empecé el jardín en el Instituto Aleluya, recuerdo que había un patio con hamacas, varios juegos, pero lo que más me gustaba era el arenero. Fuera de la escuela, recuerdo los veranos en la casa de uno de mis tíos, jugábamos mucho con mis primos y nos divertíamos. Al vivir en pleno centro (Ayacucho casi Rivadavia) nunca tuve la posibilidad de salir a jugar con los chicos del barrio. En general había comercios y no había chicos de mi edad.
Lo positivo de vivir cerca de una plaza, era que podíamos ir allí a andar en bici. Cuando tenía 8 años, con mi familia nos mudamos a Montpellier, una ciudad al sur de Francia. Hubo que adaptarse a una nueva vida, a otro idioma, pero las cosas fueron bastante fáciles. Ahí si podíamos juntarnos con los chicos del barrio, jugábamos todos juntos e hicimos muchos amigos, incluso aún hoy mantengo el contacto. De más grande lo mejor era ir al club. Durante varios años jugué al básquet en el club de la UNSL y también coseché varios amigos.
Hice toda la escuela primaria en el Instituto Privado Aleluya (salvo los 2 años que viví en Francia) y parte de la secundaria. En tercer año del secundario me cambié a la Escuela Normal “Juan Pascual Pringles”. Luego me fui a Córdoba a estudiar el profesorado y la licenciatura en francés. En el año 2011 tuve la posibilidad de acceder a una beca de trabajo del Ministerio de Educación de Francia y me desempeñé como asistente de español en el Lycée Alain en la ciudad Le Vésinet. Fue una experiencia maravillosa, tuve el placer de trabajar con un excelente grupo de profesores coordinado por Michèle Forcuit, y además pude conocer el sistema educativo francés desde adentro.
Creo que la docencia es algo que se viene heredando de generación en generación. Mis abuelas fueron docentes, mi madre, mi hermana y yo también seguimos ese camino. ¿Por qué francés? Creo que porque desde que recuerdo estoy ligada a la lengua y a la cultura francesa. Me apasiona lo que hago y le pongo mucho empeño. Aprendo de mis alumnos todos los días y trato de compartir con ellos todo lo que sé. Tengo alumnos de distintos niveles (adolescentes y adultos) es un intercambio súper rico.
Este año 2021 se presentó distinto en el ámbito laboral. Empecé como Directora de la Alianza Francesa de San Luis (también continúo con mi actividad docente allí) y soy profe de francés en la Escuela Normal “Juan Pascual Pringles”. Me gusta mucho este nuevo desafío aunque soy consciente que conlleva una responsabilidad enorme ya que es una institución que en 2022 cumplirá 75 años.
Creo que definirse a uno mismo es una tarea bastante difícil. Puedo decir que soy una mujer muy simple y paciente, apasionada por lo que hago, generalmente sonriente e inquieta. Amante de los perros… Me gusta estar con mi familia y con mis amigos, disfruto mucho de esos momentos, de las charlas, las comidas…
Normalmente lo primero en lo que pienso es en el otro, en brindarle a ese otro lo mejor de mí. Los niños me emocionan, poder compartir con ellos charlas, ver que pueden pensar por ellos mismos más allá de la edad.
Hay cosas que me molestan: las injusticias o la impuntualidad por ejemplo. Respecto de mis gustos musicales debo decir que soy bastante abierta aunque hay algunos géneros que no me gustan para nada, como la música electrónica… del 2010 en adelante creo que no conozco casi nada, (ríe).
Leo bastante en francés por mi trabajo. Me gustan las novelas y los cuentos. Durante un tiempo fui lectora del Programa Contextos de la ULP y mi trabajo consistía fundamentalmente en leer cuentos a chicos entre 0 y 12 años en distintas escuelas.
En mi tiempo libre me gusta disfrutar, ir a lugares que me agradan, estar con la gente que quiero, estar al aire libre, en la naturaleza.
Creo que los valores son fundamentales. Mis padres siempre me enseñaron a ser buena persona, a no creerme más que nadie, a ser independiente en todo sentido.
¿Qué sería de nosotros sin los amigos? No sé si tengo muuuuchos amigos pero estoy segura que tengo a los mejores. Cada amigo exige algo de nosotros y nosotros de ellos, es una relación tan particular, tan única y yo los disfruto mucho.
¡Me gusta San Luis, me encanta! Mi relación con San Luis siempre ha sido especial. Me fui muchas veces y siempre decidí volver. No me canso de decir que las sierras de San Luis son las más lindas que he visto aunque esa no siempre es razón suficiente… pero acá están mis afectos, mi familia y mis amigos, y eso no se encuentra en cualquier lugar.