MAXIMILIANO CRUCEÑO-05-12-2021
Me llamo Maximiliano David Cruceño, tengo 33 años, soy nacido en San Luis capital, donde he vuelto a residir desde enero de este año 2021. Mis padres son Guillermo Cruceño y Fabiana Arias, ambos oriundos de la ciudad de Justo Daract. Tengo dos hermanos: Candela, que es 3 años menor que yo, e Ignacio, que es 13 años menor que yo, quien también es piloto. Estoy casado con Johana Zuña desde hace 10 años.
Tengo recuerdos muy lindos desde muy chico, jugando en las veredas de Justo Daract, a los 6 años con mi familia nos mudamos a Villa Mercedes, de donde también tengo recuerdos muy lindos, recuerdo estar jugando con aviones, me encantaba hacer aviones de madera, de papel, mi juguete preferido.
La primaria la hice en la escuela General Pedernera, el secundario en la Quinta Brigada Aérea, de donde me recibí como técnico aeronáutico, comencé a estudiar la carrera como piloto, me recibí de piloto privado de avión antes de haber terminado el secundario, una vez que inicié la carrera de piloto fui pasando por varias escuelas en distintos lugares de la Argentina, comencé estudiando en el Aeroclub la licencia de piloto privado de avión y la terminé en la ciudad de Río Cuarto, luego estudié la licencia de piloto comercial en Rosario.
Mis abuelos cuentan que siendo yo un niño decía que quería ser piloto. Cuando tenía 13 años me llevó a volar Carlos Biasi en su campo, donde él tenía un avión, y esa fue la primera vez que me subí a uno. Recuerdo perfectamente ese vuelo, despegando de su campo cerca del Río Quinto, con un campo lleno de maíces y girasoles a los laterales de la pista, y una vez que aterrizamos dije: “esto es lo que quiero hacer”. Tuve mucha ayuda en la profesión de Ibel Blanco, quien era mi vecino, él practica aeromodelismo, me ayudó a fabricar un avión de aeromodelismo, con eso empecé a frecuentar muy seguido el Aeroclub.
Gracias a Dios pude hacer una carrera muy linda, tuve la suerte de haber cumplido mis objetivos dentro de la aviación, porque mi anhelo era ser piloto de fumigaciones aéreas, con 20 años ya estaba realizando ese tipo de trabajos, luego un año estuve realizando vuelos de taxis aéreos. Cuando cumplí 26 salió una oportunidad, un llamado para pilotos en Panamá, de una línea aérea que se llama Copa Airlines, una de las más grandes del mundo, para postularse al puesto de copiloto de un Boeing 737. Quedé seleccionado para realizar el examen de ingreso en Panamá, una oportunidad única e irrepetible. Ya en Panamá había pilotos de todas partes del mundo, fueron 4 días muy extensos con todo tipo de exámenes y entrevistas. Estuve en Panamá 4 años volando como primer oficial de Boeing 737.
Luego surgió una oportunidad para regresar, donde me convocaron para Flybondi, una línea aérea nueva en Argentina, y así regresamos y pude seguir creciendo. Con 29 años ya era comandante de Boeing 737, que en nuestro país es difícil de ver. Fueron muy pocos casos de comandantes con esa edad. A los 31 años fui instructor de Boeing 737, una experiencia muy linda porque me tocaba dar instrucción a gente que casi me duplicaba en edad.
Otra cosa muy linda que me sucedió cuando regresé a la Argentina por ser uno de los primeros pilotos de esta línea aérea, fue traer el primer Boeing 737 de esta compañía aérea, desde Singapur hasta Argentina, esa fue una experiencia impresionante.
A los 32 años logré ser inspector de Boeing 737, no solamente volaba como capitán sino que a su vez daba instrucción, enseñaba a otros pilotos. En enero de este año me salió una oportunidad muy linda para regresar a San Luis, desde el gobierno me ofrecieron estar al frente del Ente de Desarrollo Aeronáutico, fue una oportunidad muy linda para regresar.
Lo más importante que me ha enseñado la aviación es saber a vivir, la realidad es que es una actividad de riesgo, me ha pasado de tener amigos, compañeros y colegas que han perdido la vida en distintos tipos de accidentes aéreos, pero uno vive el día a día como si la vida fuera infinita, en eso perdemos el rumbo de lo que significa saber vivir y disfrutar el momento.
Me considero una persona tranquila, no me gustan los conflictos, intento resolver cuando aparece algún problema de la forma más pacífica, soy honesto, responsable, apasionado en las tareas que realizo.
A mis hermanos y a mí nuestros padres nos inculcaron la buena educación, el respeto, los buenos modales, el saludo, no nos podíamos ir de un lugar sin saludar, y me pasa cuando subo al avión y me nace de saludar a todos. El saludo tiene mucho significado, es decirle al otro que te importa.
San Luis para mí es mi lugar en el mundo, amo esta provincia, amo esta ciudad, las sierras, esos paisajes tan variados, las costumbres, la gente, cuando me mudé a Panamá se extrañaba mucho, de hecho comencé a escuchar bandas como algarroba.com, y eso me hacía sentir más cerca de mi pago, mi amor por la provincia es infinito.