Reportajes

Luis Daniel Álvarez-19-12-2021

Mi nombre es Luis Daniel Álvarez, tengo treinta y tres años, nací el 28 de enero de 1988 en Andalgalá, Catamarca, y actualmente resido en la capital de San Luis. Mi padre fue Pablo Marcelo Álvarez y mi madre es Ana Elisa Guillermina Battaglia. Mi hermano fue Luis Marcelo y mi hermana es Ana Daniela. Todos oriundos de Andalgalá. Hace cinco años que me vine a vivir a Cuyo.  

Recuerdo que uno de mis juguetes favoritos fue una máquina de escribir que era de mi papá. Con ella podía pasar horas y horas copiando canciones, recetas de cocina para mi mamá, poesías, o cualquier texto que encontraba. Pero además siempre me motivaron a que leyera, gracias a eso pasaba horas y horas leyendo. 

Cursé la primaria en la Escuela Nº 703 República de Venezuela y posteriormente el secundario en la E.P.E.T Nº4 Dr. Federico Schickendantz. Ahí fui un poco rebelde porque me gustaba escribir, cuando nadie me veía, poesías y canciones, sin importarme que fuera en la pizarra o la mesa. Cualquier lugar que encontrara para escribir me venía bien.   

Mi pasión por la literatura se fue dando desde muy pequeño. Primero por la lectura, luego en el juego de ser un copista, hasta que decidí inventar mis propias historias y poesías. Tuve varios referentes: mi tío Chacho, Luis Hugo Battaglia, el primer poeta que conocí leyendo con pasión. Luego otros dos a los que personalmente no conocí pero significaron muchísimo en mi vida, ya que tanto mi abuela Felipa como mi tía Tutti me hablaron de ellos: mi abuelo Luis Hegidio Battaglia y Luis Franco, uno de los poetas emblemático de la literatura catamarqueña, y reconocido tanto en el país como en el extranjero. De ellos me llamó la atención su forma de ser, sus gustos, su filosofía, su pasión por el trabajo, el amor a la tierra, a la música y al arte. Cada relato que ellas me contaron permitió recrear, en mi memoria, la imagen de esos dos hombres que admiro.  

Decidí dedicarme a la literatura en un momento muy complicado en la historia de mi pueblo natal, cuando la megaminería a cielo abierto devastaba la naturaleza, derrumbando los imponentes cerros, sobre todo a las principales fuentes hídricas que provienen del Nevado Del Aconquija e hidratan a toda la comunidad y a los campesinos; fue en ese contexto cuando publiqué de manera independiente y autogestiva mi primer poemario titulado “Pueblo y rebelión”, un libro dedicado a nuestros antepasados que defendieron el terruño con el sudor y la pasión.       

Mi carrera artística se desarrolla de manera simultánea con la docencia. Y por eso puedo decir con orgullo que vivo por y para la literatura. En un principio trabajé varios años de docente en Pomán –interior de Catamarca- y zonas aledañas. Actualmente trabajo como docente en nivel secundario en el colegio Nº38 Marie Curie y en la Escuela Técnica Nº6 Gral San Martín, enseñando literatura. Como escritor gozo de publicar en diferentes antologías, páginas web dedicadas a la literatura, de publicar libros. Además, mantengo una web donde doy a conocer mis producciones, y otra página para la difusión de colegas, a la música y al cine, cuyo espacio se llama la Tuerca Andante.  

Uno de los momentos que fueron bisagra en mi existencia es cuando decidí venir a vivir en San Luis. Más allá de las incertidumbres que suele generar estar lejos de la familia, para mi significó un cambio muy fuerte y del cual estoy totalmente agradecido porque aquí se abrieron muchísimas puertas y experiencias que no las había imaginado.  

Me describo como un bohemio, un ser amable, simpático, y que le gusta compartir.

Son varias las situaciones que me movilizan pero sobre todo el encuentro con la familia, las amistades, el amor, y aborrezco las injusticias y la destrucción del medioambiente.

Soy un melómano empedernido igual que con la literatura, al extremo de no poder estar un día sin leer ni escuchar música. Siempre elijo la música instrumental de cualquier género, no me gusta el reggaetón, ni el trap. Y en literatura me gusta mucho lo que gira en torno a lo fantástico, al terror, a lo surrealista, sobre todo cuando las historias están ambientadas en pueblos que parecen tranquilos pero esconden algo que moviliza.  

Disfruto mucho de las amistades, de los encuentros con la familia; de viajar, ver películas, caminar, cocinar, y amar.

Creo que heredé tres enseñanzas. En primer lugar, amar poniendo el alma y el cuerpo; luego perseguir sin perder la libertad, lo que uno anhela, y, por último, ser siempre fiel a lo que uno siente. 

En mi vida he recogido tantas amistades en diferentes puntos del país que aprendí a valorar los momentos compartidos, a disfrutar cada encuentro cuando el universo lo dispone. 

A San Luis le agradezco por haberme adoptado, por volverse parte de mi sangre, de mi historia y por ser mi lugar en el mundo.