Celeste Lacombe-26-12-2021
Soy Celeste Lacombe, tengo 26 años, nací en Mendoza y estoy viviendo en la ciudad de La Punta hace diez o quince años. Mis padres se llaman Oscar y Nora. Nos vinimos a vivir a San Luis cuando yo tenía nueve años. Tengo dos hermanos. El más grande, Alberto, tiene 41 años y la del medio, Lilian, 38. Actualmente vivo con mi pareja, Cristian, estudiante de Psicología, a punto de recibirse como profesor. No tenemos hijos. Estamos en convivencia hace muchos años y muy contentos.
De mi niñez tengo recuerdos súper lindos con muchas vacaciones, colegios y amigos en Mendoza. También con un montón de juegos que ya no son los mismos que los de ahora. Esto lo veo como docente tanto en la escuela como en los talleres. Yo crecí con el cassette; la computadora casi ni existía, porque era muy costosa. Me acuerdo que mi hermana me grababa la voz en cassette porque de chiquita me gustaba cantar, por ejemplo, con los Back Street Boys. O en el instituto privado nos gustaba jugar con las muñecas, la soga y hacíamos campeonatos de payana, lectura, seminarios. Y en las vacaciones nos íbamos a Chile.
Hice la primaria en Mendoza en el Instituto “Leonardo Murialdo” y luego nos vinimos a vivir para acá porque allá había mucha delincuencia. Mi mamá era docente, ahora está jubilada, y mi papá, mecánico. Nos vinimos por una cuestión de seguridad, ya no se podía vivir y nos habían asaltado muchas veces. Fue una decisión muy dura comenzar de nuevo. Cursé la secundaria en la ciudad de La Punta y después, los últimos cuatro años, en la Escuela Normal Mixta. Luego estudié comedia musical en Córdoba, con Gustavo Rodríguez, y en Mendoza con Valeria Lynch, donde me becó para congresos e intercambios en Buenos Aires, allí conocí a muchos actores reconocidos.
Me recibí en Comedia musical y luego estudié en la Universidad Nacional y en el IFDC. Primero cursé un año de Producción de Radio y Televisión para después inclinarme por la docencia, porque era algo que de chiquita me gustaba pero nunca lo había identificado. Siempre me gustó enseñar. Viendo mis cuadernos y libros de niña todo el tiempo me autocorregía e inventaba clases y hasta la acompañaba a mi mamá en todas sus escuelas. Por eso, la educación se me hizo natural y sin darme cuenta que me gustaba. Cuando me tocó dar clases de teatro, canto y baile ahí empecé a tomar conciencia de esta vocación. Actualmente continúo con perfeccionamientos y estoy por recibir mi diploma de preceptora.
Siempre en todo lo que fui transcurriendo tomé algún aprendizaje. Hoy me siento más segura de lo que me gusta hacer y de lo que pienso. Me defino como una persona muy organizada, aunque cuando era chica no tanto, lo aprendí con el tiempo. En mi trabajo me gusta que se respete eso, porque a veces la desorganización me desenfoca un poco; me anticipo, y siempre tengo plan B. Soy una apasionada de lo que hago, me encanta estar con los estudiantes porque son mi cable a tierra. También disfruto muchísimo la música pop y las baladas o cumbias de antes.
No tengo un artista favorito, pero sí muchas melodías que me atrapan. En Villa Mercedes tuve la oportunidad de ir a grabar un demo a la Casa de la Música y descubrí algo increíble. También cuando hice mis musicales en la Sala Hugo del Carril en el Puente Blanco. Disfruté con los chicos arriba del escenario, hoy en cambio disfruto verlos crecer, actuar, cómo sacan sus miedos y expresiones porque es un trabajo arduo que lleva mucho tiempo y dedicación con las familias. En mi tiempo libre trato de disfrutarlo en casa porque durante la semana casi no estoy. Me gusta compartir con mi novio, mi familia o salir a la naturaleza.
Hay cosas que me marcaron en la infancia y las volvería a hacer, como por ejemplo el acompañamiento que me dieron en este proceso artístico. Por eso yo siempre les recalco a los papás que los acompañen con el maquillaje o el vestuario y que estén en las presentaciones. Entiendo también que muchas familias tienen que cambiar otras actividades para estar, pero esa presencia se valora y agradece un montón. También la disciplina, la constancia y la responsabilidad son importantísimas para lograr lo que cada uno quiere y mantener su carrera. Por otro lado, rodearse de gente profesional ayuda para definir lo que se quiere. Agradezco por mis dos trabajos y las oportunidades que se me presentan.
Me inspira realizar teatro en San Luis y trabajar con niños porque les ayuda a desenvolverse de forma sana, respetuosa, creando, abriendo sus cabezas y relacionándose con sus pares. Además, en la escuela, sirve para aprender los contenidos curriculares de mejor manera. Siempre a mis alumnos les transmito el respeto, el orden y la paciencia que tienen que desarrollar a lo largo de su vida, algo no muy común en estos tiempos. Pero también el valorarse a ellos mismos y estudiar. Eso hace que sean un combo invencible a todo.