Indefiniciones
Por Mónica Gabriela Pereyra
Que no, que no pienso festejar ni dar discursos. Como si fuera mi cumpleaños hoy, como si fuera mi obligación sembrar sonrisas y sensaciones de bienestar en sus pechos rebosantes de no sé qué, no me confundan con otras y otros, no se confundan. Y el resto de los días, ¿qué queda para el resto de los días? Que estoy sobrevaluada, que estoy infravalorada. Que estoy afuera de ellos, que estoy adentro, no los entiendo. Que cuando llego me expulsan por miedo a estar conmigo, pero si me voy me esperan y me ponen allá, a lo lejos, para observar, con frívolos catalejos, cómo desfilo en la marquesina de la obsolescencia planificada. O bien, deciden suspirarme en recuerdos de tiempos en que dicen fui mejor, atascados en pasados, ni me miran cuando los reencuentro. Son tan raros los humanos, tan raros.
A veces me envuelven en sus toxicidades como excusa para que yo exista o deje de existir. Háganse cargo paarfavar. No soy yo, son ustedes. Cualquier canción, cualquier poema o historia viene bien para involucrarme sin permiso. Por poca presencia, ausencia u omisión, así estamos: condenados a anhelarnos mutuamente.
La filosofía, la psicología, la economía, la política, el ambientalismo, el Mindfulness y muchos más, escriben, debaten y disertan sobre mí. Rubrican recetas para ser cocinadas a fuego lento, moderado o, si hay apuro, todo junto, fuego máximo y a la olla, como me gusta a mí. Me enteré que tengo además ministerios, fundaciones, leyes, y bueno, de esto que estábamos discutiendo: mi día, mi resolución, mi marquita en el calendario. Me pidieron un discurso y solo estoy con el borrador, con frases sueltas, llenas de tachones, soltá, positiva, bienestar, poder interior, agradece cada día, no compares, ¿practica altruismo?,¿no tengo precio?, sostenible, la gente en la calle parece más buena… . No, no creo que pueda contar que para tenerme hay que tener coraje, asumirse, darse cuenta, dejar de buscarme en el otro, ser presente y estar presente, tener demasiado ego sin ser egocéntrico, soportarme cuando habito en otros y no boicotear para que salga de allí.No como perdices. Menos es más
La Asamblea General de la ONU decretó en la resolución 66/281 de 2012 que el 20 de marzo se celebrase el Día Internacional de la Felicidad para reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno. La resolución reconoce además la necesidad de que se aplique al crecimiento económico un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado, que promueva el desarrollo sostenible, la erradicación de la pobreza, la felicidad y el bienestar de todos los pueblos.
La resolución fue iniciada por Bután, un país de África, que desde principios de la década de 1970 reconoce el valor de la felicidad nacional sobre el de los ingresos nacionales y que prioriza la Felicidad Nacional Bruta sobre el Producto Nacional Bruto. Fue, además, país anfitrión de una Reunión de alto nivel sobre «Felicidad y bienestar: definición de un nuevo paradigma económico» durante el sexagésimo sexto período de sesiones de la Asamblea General. Luego de ello, muchas iniciativas se han sumado con intenciones parecidas y no tanto.
Se encuentran entre ellas, por ejemplo, la World Happiness Foundation (la Fundación Mundial de La Felicidad) quienes se presentan como personas “trabajando en conjunto con las Naciones Unidas, instituciones, organizaciones, líderes comunitarios y personas como tú para hacer posible que 10 mil millones de personas sean libres, conscientes y felices en 2050”. De hecho organizaron este año la semana mundial de la felicidad del 17 al 22 de marzo, con tutorías, charlas de expertos, talleres y demás. Recorrer el sitio y sacar sus conclusiones será tal vez tarea de las lectoras y los lectores, si fuera de su interés. Existe también un curioso ranking de países más felices, en 2022 lo encabezaban Finlandia, seguido por Dinamarca, Islandia, Suiza y Países Bajos, en tanto que en el último puesto se sitúa Afganistán. Esta edición ubica a la Argentina en el puesto 57 del ranking integrado por 146 países.
Yo no siempre dependo de algo más, esa es la forma cómoda de negarme la entrada, y me llevo muy bien con los problemas, no son ellos o yo, y lo más importante, no soy una sola, soy tantas como corajes habiten cada universo, y algo no menor: no soy “obligatoria” ni vengo con garantías. Pero no, no pienso escribir nada de eso, y menos en un discurso, eso iría contra mi naturaleza y mis indefiniciones.
La Felicidad (jajájajáaaa)
Genial!!! Felicitaciones !!!
Muy bueno !
Yo desconfiaría de la felicidad
Jajajajajaja
Muy lindo