MUNDO
Por Miguel Ángel Medina (*)
Crepitar de bosques llueve donde sobra, no donde duele. Luces que apagan certezas un grito desgarra el amor la cruz transmuta a un laberinto de fieles ciegos. El cielo ausente de dioses el verde ya no es esperanza el miedo se abriga de rosa tortura la belleza. ¿Cuánto pan falta? ¿Cuántos niños sobran? Animales dueños de nada. El agua sucia de hombre la tierra dormida de miedo. Nosotros, culpables.
(*) Según consta en mi documento soy Miguel Ángel Medina, un verano de Mendoza me vio nacer. Otro verano, esta vez puntano, me acompañó a crecer, a aprender, a ser. Escribir fue escapar de ser adulto, pero ganó esto último, y aquí estamos, volviendo por el camino amoroso de intentar escribir, es decir, intentar a ser yo.
Muy bueno el poema, de mucho compromiso social
Gracias por compartir Miguel. Extraordinario Ser!