Expresiones de la Aldea, San Luis

DOS MUNDOS

Celina Amado (*)

Después de pedir enérgicamente que ya se pasó la hora de la comida, la gata madre se pasea por el teclado de la computadora que registra su paso con muchas HHHHHH  y AAAAAAA, y me convence de ir a darles de comer. Así se van a habitar la noche y yo puedo seguir en lo mío y no hago caso ya a los ruidos sobre el techo, sé que juegan con las semillas de jacarandá y cualquier cosa que mueva el viento.

Al otro día los vecinos hablan de fuertes luces azules, a lo mejor otra vez se quemó el transformador de la esquina y se cortó la luz cuando se usa poco.

Extrañamente los vidrios de la claraboya se han trizado anoche, encuentro un vidrio en el piso y no imagino porqué.

Compro el diario en la puerta de la panadería y la noticia resaltada son las extrañas luces sobre la ciudad acompañadas de un extraño zumbido. Me perdí el zumbido pensé, estaba escuchando a Tchaikovski.

Todo listo para el desayuno, abro la puerta del patio y encuentro sobre el pasto recién cortado un pequeño gatito anaranjado de ojos enormes y azules. No es de la familia de gata madre. Y me asusto cuando veo una pequeña mujer de piel azul y enormes ojos bajo la higuera. 

Quedo paralizada, y ella sin mover los labios me explica que es su hijo, que por emergencia tuvo que aterrizar y dio a luz, y señala mi techo, que viene del Astro Nº15, que a la noche se va, que su hijo no sobreviviría al viaje que le espera y como nació sobre mi techo su genética le permite adquirir la forma de los seres vivientes que lo rodean.

Después de transmitírmelo comenzó a esfumarse, y el pasto se hundía con sus pasos transparentes hacia la escalera que va al techo. No pude decir nada. 

Esa noche otra vez hubo fenómenos de luces y sonidos, y alguien por la radio daba explicaciones de choques de aires fríos y calientes.

Gata madre y sus hijas siempre fueron solidarias y adoptan rápidamente al pequeño de enormes ojos azules a sus rutinas y yo ya le encontré dueña, es machito le dije a mi amiga cuando le mandé una foto, mientras invento una mamadera para alimentar al pequeñito que me mira fijo con sus enormes ojos universales.

Pintura de Dora Hathazi Mendes.

(*) Soy Celina, nací en San Luis, me ausenté unos años para ver la vida y volví. Este es mi lugar en el mundo. Y un día me crucé con un silencio incurable que con una mágica nube anaranjada me cubrió. Y aquí estoy, dentro de la nube.