Angélica Elizabeth Manzanelli,20-03-2022
Mi nombre es Angélica Elizabeth Manzanelli, nací el 7 de noviembre de 1965 en Quines. Crecí en el Barrio Estación, de mi localidad. Mi papá se llama Crisanto y tenía un bar, mi madre Rosa, ama de casa. Hasta los once años estuve junto a mi abuela cuando falleció, después quedé con mis padres. Mi infancia, a pesar de algunas limitaciones económicas, fue muy feliz. Recuerdo el paso del tren, que dejó de funcionar cuando yo tenía siete años. Con mi mamá pasábamos todos los días por la estación para ir al bar de mi papá, en dos oportunidades subí al tren cuando hacía un recorrido interno para dar vuelta y volver a salir, ya que venía desde La Rioja y allí terminaba el recorrido.
La familia de mi padre tiene mucha historia trabajando en el ferrocarril, las formaciones traían alimentos y se llevaban leña, carbón y mercancías de nuestra zona. Otro de los recuerdos de mi infancia, además del tren, eran las chayas familiares, que lo seguimos haciendo, en oportunidad del aniversario de mi casamiento. Cursé mi primaria en la Escuela N° 95 y continué luego en la Escuela Agrotécnica, donde hoy soy directora, en San Francisco hice el Profesorado de Enseñanza Primaria, aquí en Quines hice el Profesorado de Biología, y desde Villa Mercedes vinieron a dictarnos la Tecnicatura Universitaria en Cultivo Bajo Riego, título que me facilitó para estar al frente de la escuela Agrotécnica N° 32 Juan Pascual Pringles, que está pronto a cumplir setenta y cinco años.
Comencé como docente en 1987, estoy desde 1994 como profesora y desde 2016 como directora. Es un centro educativo que cumple un rol fundamental en la zona, cuenta con cultivos y animales (gallinas ponedoras, cerdos, pollos, conejos, patos, chivos) y ganadería mayor (vacas), vital para la salida laboral de sus egresados, muchos de ellos ya jubilados en su trabajo como técnicos, y que también han sido docentes en la misma escuela. Me presenté en el concurso que organizó el Gobierno San Luis “Historias de su pueblo y su gente” con el trabajo “Fiestas populares-Los carnavales”, donde obtuve la mención “Recuerdos y Voces”.
Me pareció importante plasmar las evolución de los carnavales a través del tiempo, una de las fiestas populares más importantes de la provincia. Pensaba en aquellos disfrazados y aquellas carrozas compuestas por chatas rodeadoras y tiradas por tres mulas, hace más de setenta años. Se disfrazaban mayormente de gauchos o de zorros. Aquellas chatas servían para llevar leña pero las convertían en carrozas, ingenio de la gente con menos recursos, arriba se armaba una especie de rancho donde iban los personajes cantando. Las comparsas surgieron hace pocos años, relativamente en el pueblo. Yo iba con mi padre y veíamos la plaza llena de disfrazados, después en el club Santa María era donde se hacia la entrega de premios a la confección de carrozas y disfrazados.
El cowboy, el pirata, el gaucho, después el llanero solitario eran personajes característicos que se fueron sucediendo en la época. El gaucho iba relatando sus “dichos” característicos, por ejemplo. Después todo eso se convirtió en murga, las carrozas siguieron siendo jocosas, artísticas y llegaron las comparsas, hoy han quedado cuatro. Junto a mi esposo hemos participado hace más de dieciocho años en los corsos, tenemos dos comparsas: infantil y mayores, se llama Amanecer. Lo hicimos con el fin de contener e integrar a los niños adolescentes y adultos, reunir a nuestras familias en esta actividad que viene de generación en generación.
En el primer encuentro de comparsas y murgas de San Luis obtuvimos el primer premio, en el último Carnaval de Río en San Luis obtuvimos el primer puesto también, y en 2016 nos consagramos como mejor batucada de los Carnavales de La Puntanidad. Año tras año participamos en los carnavales de Quines, algo que nos enorgullece, nos permite reunir a la familia armando los trajes para embellecer a bailarines y bailarinas, sabemos que supera la ayuda que recibimos, pero a nosotros nos gusta y trabajamos con alegría para estar presentes. Se esperan mucho los carnavales, porque son únicos, han perdurado y nos representa dentro de la provincia.
Mi familia está compuesta por mi padre, mis hermanos Norberto, Ramón, Leonardo, Néstor y Dante; mi esposo Juan Carlos Olguín, mi sobrina hija de corazón Micaela Alejandra Manzanelli de Antonia Manzanelli; mis sobrinos nietos María Catalina y Mateo Benjamín, que ya es campeón de cuatriciclo, su papá Carlos Cabañez y también está mi sobrino Alex. Mucho han evolucionado los carnavales, desde los trajes, las comparsas y las carrozas, hoy los bailarines no se cubren la cara, por ejemplo.
Me gustaría grabar a mi padre y que me cuente las historias del pueblo, que no está en ningún lado, sobre las vivencias de nuestra gente que no se conocen, como las planchadas, y el ferrocarril. Agradezco la oportunidad de poder escribir sobre lo que es parte de nuestra identidad como pueblo, y me gustaría seguir escribiendo sobre mi pueblo y su gente.