Reportajes

Carla Florencia Morales- 24-04-2022

Mi nombre es Carla Florencia Morales, tengo 31 años, nací el 26 de julio de 1990 en Villa Mercedes. Soy única hija de Claudia Godoy y César Morales. Vivo con Gerardo Mathey, mi compañero desde hace casi 15 años. También con “Galleta” y “Tomillo”, dos perras que son mis compañeras. Soy integrante de la banda Les Petricor, que integro junto a Gerardo Mathey, Valentina Iocco y Celia Zenarruza.

De mi niñez recuerdo muchas cosas, sobre todo la importancia que tuvo la familia. Crecí en diferentes barrios: Las Miradas, Las 960 viviendas y finalmente en el barrio Pablo Díaz, donde viví hasta que tuve 23 años. Los primos y primas, los tíos y tías, los amigos y amigas de mi infancia fueron lo más lindo. Los paseos en bicicleta con mi tío Alberto, esa misma que usaba para repartir El Diario. Pasar días con mi tía materna, Elsa; o con mi abuela paterna, Eva. Particularmente ellas dos son para mí lo que definen mi infancia. Sus manos, sus perfumes, sus modos de cuidar a los niños y niñas de las familias. Tengo una foto de mi cumpleaños número 6 que estoy sentada al medio entre ellas dos y es para mí la mejor foto de mi historia. Tanto es el amor que les tengo que me las tatué en el brazo en forma de flores. Otro recuerdo que se me viene a la cabeza cuando pienso en mi infancia son los juegos, las plazas, los parques.

Mis estudios fueron en gran parte en el Instituto Nuestra Señora del Carmen. Ahí hice el nivel primario y finalicé mis estudios secundarios. Fui al jardín de la Madre Cabrini y tuve un paso muy rápido por la escuela Nº 18 “Nicolasa Berrondo de Quiroga”. Siempre me enviaron a colegios privados, pero en un intento de volcarme a la educación pública, insistí a mis viejxs para que me dejaran ir a la EPET. Duró poco.

La elección de mi carrera fue algo que todavía estoy intentando descifrar. Estudié la licenciatura en Comunicación Social en la UNSL, pero no fue mi primera opción. Quise comenzar con periodismo, y como la licenciatura abarcaba más ámbitos, la elegí. Considero que siempre me gustó y me atrajo toda temática humanística. El indagar o querer estar ahí, “metiendo narices” u observar distintos sucesos de cerca, es lo que más llama la atención. Cuando era chica, tenía unos 13 años más o menos, jugamos en la escuela a tener una radio de rock, creo que ese fue el botón que apretó mi cabeza.

Aprendí más sobre esta profesión en el andar y no tanto antes de elegirla o de tirarme de cabeza a ella. En estos casi diez años de periodismo y comunicación conocí gente que me enseñó muchísimo y con la que todavía aprendo. Son grandes amigos y amigas.

Trabajé casi diez años en un medio gráfico y eso fue lo que me formó y me dio todo lo que sé hoy. No solo adquirí herramientas en lo laboral si no también en lo social, en las relaciones, con los vínculos. El trabajo o una carrera no solo te definen laboralmente, también lo hacen con tu vida, con tus modos, con tu relación con tu familia, amigxs, tus tiempos. Trabajar en prensa, en cierta forma, es una forma de vivir.

No sé si puedo dar una definición final o exacta sobre mí. Pero sí creo que puedo decir que soy muy colgada (se ríe) pero a la vez, cuando me comprometo con algo, lo llevo adelante. La inseguridad también me define, algo que laburo diariamente tratando de salir de esos límites que me impongo a mí misma. Y no sé, creo que puedo ser muy compañera y amiga. Me identifico con la capacidad de amoldarse para salir adelante.

La música es primera siempre, es lo que me mueve emocionalmente, genera una cuestión inexplicable. Hermoso el día que la música entró en mis oídos.

Y las injusticias, las injusticias despiertan mis enojos, tristezas, frustraciones, aunque cuando la gente se une para hacerles frente, también se despierta una sensación de orgullo.

La música en sí, me gusta toda. No leo mucho, intenté, pero soy colgada. Disfruto mucho de ver películas, de hacer registros audiovisuales, esa es una beta que me atrae un montón y quisiera explorarla.

El poco tiempo libre que tengo lo disfruto en mi casa, con mis perras. O saliendo con amigxs, yendo a algún recital o alguna actividad cultural. También ensayo con la banda que integro, Les Petricor. La amistad salva. Mis amigxs son lxs hermanxs que nunca tuve.

Amo San Luis. Acá están todxs lxs que quiero. No sé si podría imaginarme en otro lado que no sea Villa Mercedes. Sus calles, su historia. Mi mejor recuerdo es mi familia sentada debajo de la higuera en el barrio Las Mirandas. Mesas largas, guitarras cuyanas, el fomento de fondo. Mis tixs y primxs felices. Es ir al Morro el fin de año, viajar a Naschel en una camioneta con mi perro y mis familiares. Nos arraigamos mucho a esos recuerdos, a veces no está tan bueno porque las cosas cambian y nos tenemos que adaptar a esos cambios. Pero la casa es la casa, aunque eso implique romperla.