Reportajes

Sofía Yehie Gabras- 08-05-2022

Mi nombre es Sofía Yehie Gabras, nací el 24 de agosto de 1985. Mis abuelos maternos son griegos, de Creta y Salónica, y mis abuelos paternos son de Siria. Desde muy temprana edad practico las danzas de cada región, siempre vinculados a la cultura y al idioma. Soy de Vicente López, que en algún momento se llamaba la capital de la indumentaria, realicé todos mis estudios allí, tengo una Tecnicatura en Trabajo Social y también Iniciación a la Fotografía en el Museo Lumiton de Munro, después seguí estudiando con profesionales del área como Andy Cherniavsky y Oscar Molek, en el Instituto Ceavao de Vicente López.

Hace dos años hice una Diplomatura en fotografía documental con Andrea Chame. Durante diez años hice fotografía artística de músicos en vivo, todo lo que es rock, le hice fotos a David Lebón, León Gieco, Charly García, trabajé los últimos siete años con la banda de heavy metal, Almafuerte, hice tapas de discos a Ricardo Iorio, como “Trillando la fina”, y “Tangos y milongas”. La muestra de Almafuerte «Del más allá», se expuso en el Museo Simik en el Centro Cultural de Olavarría, Coronel Suárez, y finalizando su recorrido en el Congreso de la Nación.

La última muestra que finalizó en el Hito del Bicentenario, antes de la pandemia, fue «Ese sentimiento llamado rock» retratando artistas nacionales e internacionales. También he trabajado con escritores de la talla de Osvaldo Bayer, Jorge Tasín y Ariel Torres.

En San Luis comencé haciendo fotografías documentales, como retratos a la gente del pueblo y ahora estoy haciendo “Puertas y ventanas de San Francisco del Monte de Oro”, la fotografía como patrimonio. Toda mi vida hice danza cursando la carrera de trabajo social me agarró la incertidumbre de hacer fotografía, mi padre me prestó plata para comprarme una cámara, comencé este camino en el área analógica, después me pasé a lo digital.

Mi profesor de entonces fue Eduardo López, comencé en lugares under de rock, una de mis primeras fotografías fue a Hernán Piquín, para los 100 años de Villa Adelina. Una vez me acreditaron para cubrir a Almafuerte, sentí que ya estaba en primera, podía entrar a conciertos.

Trabajé para la revista Efecto Metal, Arde Rock and Roll, Rock.com.ar, les llevé fotos impresas a los integrantes del grupo Almafuerte y comencé una relación con ellos, que ha sido muy buena porque el fotógrafo cuida siempre la imagen del artista. En el documental de heavy metal «Sucio y Desprolijo» salgo haciendo fotos, colaboré también en el documental de «Relámpago en la Oscuridad» de Alberto Zamarbide.

En el documental de Cemento también colaboré porque me hice de un archivo donde estaban Bunbury, Divididos, Jauría, Rolando, baterista de Aeroblus, por ejemplo. Hace tres años que vivo en la provincia, me vine a formar una familia en San Francisco del Monte de Oro.

En la pandemia nació mi hija, la tuve en la maternidad de La Punta, me enamoré del lugar, de su gente, siempre con la intención de seguir haciendo lo que yo amo, todo lo relacionado con la imagen. En primeras instancias di clases de fotografía que aún continúo, y después desarrollé todo lo que es books. Hay mucho valor de patrimonio en el lugar, hay gente que por ahí destruye la pieza o la tira abajo para hacer una casa nueva, como no está legislado entonces es complejo. Una forma de registrar y mantenerlo vivo es fotografiándolo.

Primero quise hacer un archivo de lo que hay en el lugar, después le encontré ese romanticismo, esa idea de mostrar un poco el trabajo en los diferentes materiales. Si bien La Vía hizo un registro hermoso de San Francisco retratando a su gente, no hay tanto del patrimonio, por eso mi intención es hacer una muestra, como una joya que tiene San Francisco aparte de su belleza natural que es indudable.

Estoy haciendo retratos a la gente del pueblo, gente trabajadora, el otro día le hice a un forrajero. En este momento mi familia somos Esmeralda, mi hija, y mi pareja Mariano García, que está acá hace doce años. Mis padres están en Buenos Aires. San Francisco es una joya en bruto, a medida que “vaya cayendo gente al baile” se va a ir modificando y es inevitable. Por ejemplo hice unas fotos de un bicho canasto, mi padre me decía que en su época también había, pero con la urbanización desaparecieron. Leyendo un poco descubrí que ese bicho es tomado como parámetro de aire puro. En Buenos Aires uno sale asustado pensando si te van a robar, acá uno sale a las ocho o a las diez de la noche y lo máximo que te puede pasar es que te cruces con una vaca (ríe).

Gracias a Dios pararon los incendios, que nos preocupaban mucho. Hay un circuito interesante en las dos iglesias que hay en el pueblo, es muy importante el estudio que se hizo, la verdad que tiene algo muy enriquecedor. Es un lugar en bruto donde no está la mano del hombre, donde lo mágico es natural.