LA LIBERTAD ESENCIAL
Por Raquel Weinstock (*)
Podrán exterminar a todos los pájaros, pero algunos quedarán vivos, celebrando sus cantos, podrán extirpar todas las flores, pero en algún espacio renacerá la raíz y, tímidamente, emergerá una flor.
Y en el tiempo, se multiplicarán las alas y los colores.
Querrán, con las herramientas del miedo, quebrar o acallar voces, pero siempre habrá alguien, dispuesto a hablar por todos y llevar la palabra a través del viento, propagando la realidad, y nadie podrá acallarla.
Queremos ver nuestra Argentina desde San Luis al que hemos abrazado, no sólo por nacimiento, sino también porque es nuestro hogar en común, queremos verlo desde el ejercicio pleno y responsable de nuestra libertad.
Libertad, sin enredos ni cadenas oxidadas producto de dogmas insostenibles, ya superados. Libertad para reír, proyectar, pensar sin que nadie, ni nada se arrogue el derecho de acusarnos.
Pluralismo, y respeto por la diversidad de pensamiento, sin que ello nos lleve a creernos que quienes nos señalan son los protectores únicos de nuestros pensamientos.
Quizás, el único espacio de pertenencia que es, absolutamente nuestro, es justamente nuestro pensamiento, al que debemos aferrarnos y expresarlo con la claridad y solidez que se sostiene en el respeto, nivelando la discusión hacia arriba, y no para abajo. Y, esencialmente, sin miedos.
Que paraliza, que confunde, que nos hace perder, el preciado bien de la dignidad, signo indiscutible de la grandeza humana, sólo permitámonos el silencio para pensar y ejecutar la acción, que nos mantenga erguidos, valerosos y dignos.
Nunca acallados, nunca humillados, siempre dispuestos a decir, a progresar con la única bandera posible de la lucha por los sectores vulnerables, seguros que desde allí no existe margen para el error.
E insisto, doy humildemente, mi voz de alerta, no permitamos nunca que alguien, o varios, acallen nuestra libertad porque no hay dogmas que justifiquen, o decreten matar nuestra libertad de elegir.
Porque la libertad de pensamiento también es un derecho humano. Y como alguna vez dijo el exrector de la UNSL, Mauricio Amílcar López: “Déjenme pensar con las manos”, es que seguiré diciendo.
(*) Este texto fue publicado en nuestras páginas el 12 de octubre de 2012, fiel a sus convicciones una vez más Raquel ponía su sentir en palabras, por ello a 10 años de nuestra primera edición, la mantenemos presente, como un bien necesario