Reportajes

Juan Pablo Suárez-03-07-2022

Soy Juan Pablo Suárez, nací el 7 de diciembre de 1978 en Villa Mercedes. Tuve una infancia hermosa, distinta a la que se vive hoy, estudié la primaria en el colegio San Buenaventura. Andábamos mucho en la calle, íbamos al Vulpiani con solo diez años, también a la base aérea en bicicleta, a bañarnos al Río Quinto, cuando el río era pura arena, era hermoso. A los doce años nos vinimos a vivir a San Luis, era un poco inquieto (se ríe), tuve accidentes en un karting a rulemanes, como para tener una idea de lo que hacíamos.

En San Luis ingresé al Colegio San Luis Rey en séptimo grado, venía de una escuela mixta a otra de varones, no me gustó al principio pero fue una escuela maravillosa, con grandes profesores, junto a un grupo de amigos que conservo hasta hoy, solo puedo agradecer lo que hizo esa escuela por mí en mi formación y mi adolescencia.

Comencé a estudiar abogacía, me faltaron solo tres materias para ser abogado, el fallecimiento de uno de mis mejores amigos me hizo pensar que la vida era demasiado corta para hacer algo que no tenía ganas. Siempre estuvo el deporte en mi vida, en el colegio primario era una actividad central, competíamos con todas las escuelas en un nivel tremendo, que nos generaba un carácter y una pasión muy grande: fútbol, vóley, gimnasia.

Fui arquero en el Club Colegiales en Villa Mercedes, también jugué al básquet en el Idi de Villa Mercedes, en San Luis hice atletismo durante cuatro años con Pedro Presti, a quien admiro totalmente, un entrenador como pocos. Después del atletismo empecé el mountain bike y a jugar al fútbol en el Club Pringles donde hice muchos goles. Del fútbol me fui al vóley practicándolo durante un año. En la facultad estuve seleccionado para jugar Vóley, Básquet y Fútbol al mismo tiempo, además de intercalarlo con el ciclismo.

En esa búsqueda de actividades deportivas continué con el pádel, durante los entrenamientos se me cortó un ligamento en la rodilla, lo que me hizo frenar con la actividad. Al tiempo arranqué con el deporte motor, en el rally, he ido a ver las competencias desde los diez años, un día me dije que quería hacerlo realidad y competí. Lo hice durante dos años, me fue bastante bien con diez carreras, cuatro podios: dos segundos puestos y dos terceros puestos. Siempre doy al cien por ciento, y si no puedo no lo hago. El rally es muy exigente, por los tiempos de trabajo no pude y lo dejé. Empezamos con algunos amigos practicando el moto viaje, recorriendo la provincia y el país. 

En la administración pública comencé como Jefe de Área en el Ministerio de Campo, Jefe de Subprograma Pecuario, Subjefe de Programa Área Rural en el Ministerio del Campo, Subprograma de Cartelería en el Ente Control de Rutas, Jefe de Programa Gestión y Articulación Territorial del Ministerio de Obras Públicas, y actualmente soy Secretario de Estado de Vivienda.

En todos los cargos he aprendido algo, tengo mucha escuela del programa de Arraigo Rural del Ministerio del Campo. Fueron proyectos lindos, como la sustitución de viviendas rancho, y el programa de baños dignos, que creamos nosotros. Ese proyecto le cambió la vida a un montón de personas. Recuerdo que recorríamos la provincia de punta a punta, haciendo huertas e instalando pantallas solares, generalmente vamos a lugares inhóspitos, donde realmente no hay nada.

Llegamos a una vivienda y mientras preguntábamos si necesitaban instalar una pantalla, otro compañero averiguaba si tenían un baño en la casa. Al volver en el viaje pensaba cómo solucionar ese problema, al llegar se lo planteé al Ministro Tomasevich, quien se entusiasmó y me pidió que buscara alternativas. Encontramos un modelo en México, lo hicimos parecido, lo armamos y lo colocamos, recuerdo muy bien que el primero se lo instalamos a la familia Payero en San Martín, con biodigestor y agua caliente.

Con trabajo siempre se pueden cambiar las cosas, mejorar las realidades, el funcionario está para mejorarle la vida a la gente, cuando entendemos eso todo es muy fácil. Hay que ponerle muchísimo corazón, la justicia social siempre es nuestro estandarte, el barrio República es el resultado del trabajo permanente, cuando se inundó La Ribera en Villa Mercedes, en plena pandemia, estuvimos llevando colchones a los hospitales, ya que nadie quería acercarse. No hay forma de hacer todo ello si no es con amor y ganas de trabajar.

Mi padre falleció hace muy poco, tenía noventa y tres años, mi madre se llama Marta, tengo dos hermanos mayores, una sobrina y un sobrino, esa es mi familia, quienes me acompañan en todo lo que hago. Quiero ser recordado como alguien que hizo el bien, que le puso muchas ganas y cariño. Mis mejores amigos han sido los viejos, cariñosamente hablando, son los empleados olvidados que siempre tienen algo para enseñar, eso me ha marcado.

Para San Luis quiero que sigamos con este modelo, para crecer como lo hemos hecho, y que sigamos pensando en el bien de la gente.