PHILODENDRO SANGUÍNEO, PLANTA MONSTRUO
Paula Parabúe (*)
La planta junto a mi ventana forma una columna de maceta a techo, con presencia de escultura y nombre de monstruo sensible: Philodendro Sanguíneo. A diferencia de la Monstera Deliciosa o el Ficus Pandurata no es planta cool (Instagram hizo que algunas plantas sean cool). Lo digo y pienso en las manos gastadas de mi abuela rastrillando monte y plantando gajos en latas oxidadas, en uñas esmaltadas y negras de tierra de mi vieja agarrando una pala; en mis uñas doblemente negras, negro el esmalte saltado, negra la tierra debajo. Haber sido cool todo este tiempo sin saberlo.
Philodendro Sanguíneo, planta monstruo tiene hojas como manos abiertas, como corazones largos (Philodendro Sanguíneo es un monstruo sensible). Corazones verdes y tallos rojos transforman la luz: crece en la habitación, es también planta. En su base la sugerencia de gajos retirados deja savia rojiza; y es esta y no una falta en su carácter el origen de su nombre.
Una planta bien cuidada: lo dicen la ubicación, la maceta generosa, el tutor que le sirve de esqueleto, los cortes que educan su forma. Y la tierra negra recién regada, que ha viajado conmigo. La tierra en mis uñas, que es tierra de la casa de mi madre, la que mi abuela rastrillaba a la hora de la siesta, cuando era cool y ninguna de nosotras lo sabía. Esa tierra es secreto y declaración de intenciones; y el monstruo sensible, una contradicción: una planta de interiores creciendo en maceta blanca y tierra negra de monte; un ornamento necesario. Un truco que vence el tiempo. Historia. El hacer de mis manos en la tierra de mi madre, de su madre, de la suya. Porque a veces las mujeres vigilan fuegos en el monte soñando que el viento interviene, que lo que se obligan a cuidar se vuelve ceniza.
Otras, guardan impotencia en la tierra, y lo que brota se hereda (de hija a hija). A veces solo brotan plantas. Y se ensucian las manos. Y aprenden a cuidarlas.
(*) Este texto de la autora de La Plata, Buenos Aires obtuvo el primer premio, y conforma parte del libro: Antología Prosa Poética Homenaje a Raquel Weinstock.
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