Carolina Agüero García -31-07-2022
Soy Carolina Agüero García, tengo 41 años. Mamá de Luz, la fuente de amor y energía más importante de mi vida, mi gran compañera. Nací en Córdoba capital, soy la segunda de cuatro hermanos: dos varones y dos mujeres. Recuerdo mi infancia rodeada de mucho amor, muy feliz rodeada de familiares.
Nuestra casa siempre fue el centro de reuniones de todos ellos, esperaba con mucha ansiedad los veranos para reunirnos: noches de ajedrez, de guitarreadas, películas e interminables horas de encuentro. Mi mamá odontóloga, mi papá oftalmólogo, docente y escritor. Desde pequeña siempre fui justiciera, todo lo cuestionaba, siempre que había un problema, algo que resolver u organizar, ahí estaba yo en primera fila. En mi casa me decían “la abogada”, muy lejos de lo que quería elegir como profesión. Mis hermanos siguieron carreras tradicionales: abogado, ingeniero, diseñadora industrial, yo siempre rompí los esquemas tradicionales, a pesar de la negativa de mi familia, incursioné mis primeros pasos en el mundo laboral a los catorce años, mis papás no estaban de acuerdo porque todavía cursaba el secundario.
Me levantaba a las cinco de la mañana los sábados y partía con mi tío a trabajar como productora de radio, durante la semana gestionaba la agenda de catorce profesionales en un centro médico, donde también trabajaban mis papás. Me fascinaba el mundo del trabajo, desde ahí nunca paré e incursioné en cada lugar que estuviera a mi alcance. Me recibí de Perito Calígrafo Oficial a los 21 años, mientras trabajaba en una Escuela de Gastronomía, en plena expansión por el auge de la actividad. Coordinaba allí mi primer equipo de trabajo, organizaba eventos locales e internacionales. Un día me llamó el director y me dijo que tendría que estudiar Relaciones Institucionales porque aseguraba que yo ejercía el puesto sin saberlo. Era una carrera muy nueva y no estaba dentro del abanico de posibilidades de una familia tradicional. Me fascinó y ese mismo día me inscribí, me recibí con honores y eso me permitió continuar con la Licenciatura de Administración de Empresas, que lo hacía en ese entonces mientras coordinaba el espacio de Organización de Eventos y Gestión Cultural de la Universidad, ejerciendo como docente allí mismo.
En mi vida laboral siempre me he cruzado con grandes personas que marcaron mi camino: mi gran profesor de tesis, a quien admiro enormemente, ha sido un gran referente en mi camino académico y profesional.
Me encanta ver películas, tener tiempo de calidad con mi hija y mi familia, soy muy familiera. Me encanta viajar, me apasiona el teatro y la cerámica. Amo el orden, disfruto mucho mi privacidad, mis tiempos de pensar y el silencio para reflexionar. Mi vida dio un giro inesperado cuando conocí San Luis, su progreso, sus obras, sus paisajes, sus autopistas, la historia de su transformación, su continuo crecimiento, me deslumbró. Supe que quería hacer mi vida aquí después del primer flechazo de un lindo fin de semana. Dejé todo de un momento para otro y me trasladé, quería trabajar para el equipo del gobernador, toqué sin éxito todas las puertas que encontré en el camino, pero el destino me dio la posibilidad de escribir una nota para una revista y me contactaron para trabajar en el gobierno. Desde ese día y hasta hoy, cada vez que llego a Terrazas del Portezuelo siento la misma ansiedad y el mismo agradecimiento que sentí durante mi primer día de trabajo. Creo que los puntanos, (porque me considero puntana de alma y por elección) no pueden sentir otra cosa que orgullo de la provincia que tenemos.
Este es el lugar que elegí para formar mi familia, esta es la tierra donde nació mi hija y este es el suelo donde quiero que sea feliz. Asumí con mucho corazón como Secretaria de Estado de Comunicación durante este 2022, un gran desafío queda por delante.
En ese desafío hay un equipo lleno de gente joven que tiene mucho corazón para dejar día a día por nuestra provincia. Me encanta sentirme un eslabón activo de los cambios, y me encanta que el equipo de trabajo lo haga con la misma pasión.