Celina Amado (*)

Soy este relato 
socavado,
refugio de lo escurridizo.

Para que no se pierda.

Soy también
lo que se escurre.

Para que la memoria
persiga al tiempo. 
Para que se sepa 
en todos sus detalles, 
para que quede grabado 
en el ADN. 

Para que entre
en el silencio necesario 
y camine por las noches 
y no se disipe con el día. 

Para que imite 
la eternidad de lo grabado 
en la piedra, 
como allá en Inti Huasi
o en Altamira, 
para que nuestro viento 
lo lleve de aquí para allá. 

Para que no sea 
un secreto clandestino
y se convierta 
en un secreto a voces
y aparezca 
en los lugares 
menos pensados 
como invitado de honor.

Para cambiar 
las conversaciones
y sobrevivir a la compasión. 

Para repetir los detalles 
en bocas de los que ya saben 
a los oídos de los que no. 

Soy este relato
que atraviesa el tiempo.

(*) Celina o Sabeth, es lo que escucho cuando me llaman. Soy la que camina dos cuadras los viernes para ir a jugar con las palabras. Soy la que prefiere la noche para expandir las ideas, la que espera a gata madre en la falda para comenzar a teclear en la computadora. Soy la que trabaja en el centro cultural y todos los días “cosecha” historias nuevas, extrañas, comunes, hasta de mundos paralelos. Soy la que se contagió de un silencio incurable.