Reportajes

María Laura Portaluppi, 13-11-2022

Mi nombre es María Laura Portaluppi, tengo 38 años. Nací en Neuquén, capital, al igual que mis hermanos (Pablo César y Leonardo Ciro), y actualmente vivo en la ciudad de La Punta, San Luis. Nacimos allí porque cuando mi papá, César Lisandro Portaluppi, terminó el servicio militar obligatorio, la única universidad con inscripciones abiertas era la del Comahue. En diciembre de 1993 vinimos a vivir a Villa Mercedes, de donde es su familia.

Viví mi niñez en la Villa de Piedra del Águila, un pueblo formado por una presa hidroeléctrica en la cual trabajaba mi papá y la mayoría de las familias. Mantengo el contacto con amigos de la infancia; Natalia Ferro y Eloys Espinosa son quienes más presentes tengo, íbamos juntos a la escuela y hacíamos gimnasia deportiva. Nuestros juegos eran muy clásicos: el juego de las sillas, la estatua, competencias de baile y el casamiento chino. También recuerdo que andábamos mucho en bici, aun cuando la nieve casi nos llegaba a la rodilla.

De chica me regalaron un equipo de música con un micrófono y pasaba mis tardes haciendo programas de radio. Mi papá realizó trabajos radiales como hobby, y tanto él como mi mamá se dedicaron a la docencia; claramente en mi casa la actividad de enseñar y comunicar estaba muy presente. La vida me enseñó que estudié una carrera que me dio herramientas para hacer lo que más me gusta, lo que aprendí también me sirve para que lo que hago por hobby me dé grandes satisfacciones.

Finalicé mis estudios primarios en Villa Mercedes, y el polimodal en la Escuela Remedios de Escalada, y el secundario en el Instituto San Buenaventura. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la UNSL, y obtuve el título intermedio de Periodista Universitario. Posteriormente, completé en el IFDC el título de profesor/a para la educación secundaria en concurrencia con el título de base, y actualmente me encuentro estudiando la Especialización en Comunicación Digital en la UNLP.

En la Secretaría Administrativa del Poder Judicial encontré mi rol como comunicadora social, me desempeño en el área de comunicaciones y relaciones institucionales. También soy docente en el Colegio Nº 40 “Héroes de Malvinas” en la ciudad de La Punta, en el turno noche.

El oficio de escritora y emprendedora lo realizo desde mi casa. Hoy, con mi libro “Vilma, una historia de amor animal”, estamos ayudando a muchos animales y personas, enseñando desde el amor. Había escrito este relato hace mucho, pero decidí publicarlo en 2020, para tener material para trabajar con mis alumnos y para que la historia de Vilma, mi perra, y cómo el Dr. Tomas Wheeler la salvó, se conozca. La historia llegará a México en un congreso en el cual van a homenajear al doctor, y su esposa participará a través de un relato grabado en el que estaremos presentes Vilma con su historia y yo como su vocera.

Mi familia está conformada por mi compañero Eduardo José Carrasco y nuestros hijos Lisandro Ezequiel y Paula. Ser mamá de Lisandro fue todo un reto, un deseo que tenía desde mis 24 años y concreté 8 años después. Lo vivimos como un gran desafío; la casa, el hijo, todo nuevo. La llegada de Paula, 6 años más tarde, fue totalmente diferente y, si bien ya sabíamos a qué nos enfrentábamos, nos sorprendemos cada día. Ahora me descubro como una mamá más práctica, equitativa, pensante y muy positiva; aunque haya miedos, aunque la paciencia se acabe y sienta que no puedo más, al otro día se vuelve a empezar.

Me definiría como autodidacta, creativa y como una persona que cuando decide hacer algo, lo hace con total entrega y pasión. Leo de todo, pero mis preferidos son Laura Esquivel, Isabel Allende y Gabriel García Márquez. Heredado por mi abuela Amalia “Chicha” Hidalgo de Raffaini adoro las pinturas, observarlas, leer su historia y me animo a veces a pintar algo. Me encanta bordar, tejer, coser, cocinar con mi hijo, disfrutar de mi familia al aire libre y nadar. Un día ideal en mi vida es estar en La Florida disfrutando del agua, asado y la familia.

San Luis es la tierra de mis padres. Mi papá a donde iba llevaba su guitarra y su tonada cuyana. Mis vacaciones siempre fueron en Villa Mercedes, ¡aprendí a nadar en el Club San Martín! Cuando me vine a vivir a la capital para estudiar, encontré el amor, formé mi familia y he tenido oportunidades de crecimiento laboral. Soy muy feliz con mi vida en San Luis, vivir cerca de los ríos y la sierra es algo que me cautivó.

Mi mamá y su familia me regalaron Santa Rosa del Conlara y Merlo, veranos y gente hermosa de esa zona que al día de hoy están presentes en mi vida y en un millón de hermosos recuerdos.