Reportajes

Rubén Alberto Abarca, 04-12-2022

Soy nací el 14 de mayo de 1977 en San Luis. Crecí en la calle Buenos Aires al 1350, la casa de mis abuelos, después nos fuimos a nuestra casa en el Barrio Los Álamos. Mi madre trabajaba todo el día, estaba separada pero salimos adelante gracias a ella, y todo se lo debemos a ella. No pude completar la secundaria  porque mi madre se quedó sin trabajo, yo quería estudiar Maestro Mayor de Obra y era caro.

Tomé la decisión de ayudarla, me puse a trabajar y lo hago desde los quince años. Mis primeros trabajos fueron de jardinería, salía a limpiar jardines con una carretilla prestada, también en verdulerías, y en un taller de chapa y pintura, a los dieciséis conseguí un trabajo en un conocido taller de escapes donde permanecí por siete años, conocí el trabajo metalúrgico, me casé, tuve mi hijo, y me quedé sin trabajo porque la empresa quebró.

Ingresé luego a trabajar en la parte de limpieza del Hotel Potrero. Hacía mi trabajo de noche limpiando las cocinas, campanas, pisos, así durante cinco años. Después aprendí con un chef que trabajaba allí, de a poco, pasé a trabajar a la tarde y allí me largué en la cocina. Nunca pensé llegar donde estoy en la actualidad, se dio gracias a la gente que tuve a mi lado enseñándome y un poco gracias a tomar coraje para hacerle frente a la cocina de esta manera. Empecé a quererla cuando me pasaron al turno tarde, de ayudante. Comencé a cursar con el objetivo de mejorar, tuve más entusiasmo, actualmente soy el chef del Hotel Potrero de los Funes, que no es poca cosa, para mí es muy importante, más aún de la manera en que comencé el camino. 

Hace veintitrés años que estoy en el hotel, viviendo diferentes etapas y administraciones. No tan solo ha crecido el hotel y la provincia, no solo hemos progresado todos con el despegue que ha tenido San Luis, sino que nuestra gente también ha cambiado mucho a la hora de disfrutar de la gastronomía, lo que también ha favorecido el desarrollo de este negocio en la provincia, cuando exigimos y pedimos también hacemos que mejore.

Siempre acepto las críticas porque me permiten mejorar. Me siento muy orgulloso de lo que he logrado, pero también del equipo de trabajo, son los que permiten que la máquina siga funcionando, cada uno es una parte importante, es cierto que nuestra oferta gastronómica es una de las mejores, pero también hay muchos lugares en la provincia donde comer bien, sin dudas que el entorno favorece y tal vez allí también hacemos la diferencia (se ríe), eso ayuda a pensar que es el mejor lugar y eso hace que siempre nos elijan.

Habitualmente recibimos el saludo de los comensales, muchas veces se sacan fotos con nosotros o quieren saludarnos y eso es muy bueno para el equipo, porque es un reconocimiento muy bueno de los pasajeros, es lo que realmente nos importa: que la gente esté feliz y quiera volver. Hemos tenido famosos y no tanto, todos son bienvenidos a la cocina, nos ha visitado Luis Miguel o el plantel de Boca Juniors y muchos otros que ahora no tengo presente. 

Mi idea siempre fue tener un equipo de trabajo, ser líder, no un jefe, porque el jefe es el que manda y líder es el que guía, acompaña y va al frente con el equipo, estoy a la par cuando hay que trabajar, sigo siendo un compañero, más que un jefe. El plato de mi preferencia son las costillas a la barbacoa, de entrada el antipasto porque tiene escabeche de pollo, peceto, ensalada rusa, y como postre el tiramisú; por supuesto tenemos otros platos muy buenos también. Lo que más sale últimamente es el chivo y el conejo. Tenemos platos peruano, comida italiana, y platos argentinos, todo con un toque  diferente y pensando en las costumbres de nuestros pasajeros.

La gastronomía nos quita mucho tiempo del día, de estar con la familia, siento que cumplí un sueño y quiero seguir viviéndolo, pero me gustaría disfrutar más de los míos. Mis sueños también pasan por tener mi propia cocina, mi propio restaurante, para dejarle algo a mis hijos. 

Mi familia está compuesta por mi esposa Nadia, mi hija Lucila de 18 años y mi hijo Elías de 23 años, Elías se fue a trabajar a Buenos Aires, trabaja de mozo, él decía que no iba a hacer lo mismo, pero apuntó a este trabajo y le gusta. A mi hija le aconsejo que no siga este camino porque uno deja mucho. 

Un momento laboral muy lindo fue en Paraguay cuando competí en cocina, otros momentos lindos fueron los nacimientos de mis hijos. Mi mensaje es tanto para nuestra gente y también para los turistas: conozcan San Luis primero y después lo demás, se está haciendo mucho en la provincia y hasta el lugar más pequeño vale la pena. Tenemos una excelente gastronomía, lugares increíbles, en definitiva… que nos descubran.