Expresiones de la Aldea, San Luis

Una voz y un ladrido

Miguel Ángel Medina (*)

Carlos González murió el día que murió su esposa, se podría creer que es así, si no fuera que por la mañana se lo escuchaba hablar con su perro y por las noches delirar bajo los vapores del alcohol.

En estos dos años son las únicas señales de vida que da y por supuesto sus esporádicas salidas a comprar al almacén del barrio.

No es que antes de esta pérdida Carlos haya tenido por mérito ser un tipo sociable, pero su conocida pasión por el futbol lo hacía salir a la vereda y soltar unas palabras alegres cuando su equipo ganaba.

A veces, cuando algún vecino necesitaba una mano con un arreglo en su casa, acudían a él porque se sabía de sus mañas como ayudante de albañil. Murmurando, a regañadientes, con algún insulto por lo bajo y manejando sus tiempos, iba. Siempre.

Es así que los días del barrio son los sonidos de un perro agradecido y la voz de un viejo al que acompañan el vino y la soledad.

“Viejo alimentando a un perro”, por James Wells Champney. 1874

(*) Soy Miguel Ángel Medina. Nací en Mendoza. Crecí y me formé (¿?) en San Luis. Redescubrí la palabra en el Taller de Silenciosos Incurables, y así me curé del silencio que ahoga.