David Ezequiel Gutiérrez-31-12-2022
Mi nombre es David Ezequiel Gutiérrez, nací el 14 de febrero de 1998 en San Luis capital. Crecí en el barrio Ignacio Vidal, tuve una linda infancia junto a mi familia, a los once años comencé a estudiar el bajo y me fui metiendo en la música de a poco. Hice la primaria en la escuela Córdoba y la secundaria en la Álvarez Condarco. Al finalizar ingresé al profesorado de música en la Universidad Nacional de San Luis, estudié durante un año y medio y luego dejé la carrera. En mi familia tengo a mi hermano más grande relacionado a la música, él es profesor de música y está estudiando la carrera de Producción Musical, y mi padre sé que tocaba la batería cuando era joven.
Desde siempre me gustó la música, cuando era muy chico intenté tomar clases de batería y por una dificultad del profesor no pude seguir, siempre me ha gustado la música en sus diferentes aspectos. Después de estudiar el bajo durante cinco años lo dejé y comencé con la batería, por esa época me gustaba mucho la banda “Carajo” de metal, y me interesaba cómo tocaba Andrés Vilanova, lo seguía y me interesaba su interpretación, me influenció mucho a la hora de elegir un instrumento, también Martín Carrizo, el baterista del Indio Solari y baterista de Gustavo Cerati, entre otras bandas.
Después estudiando más en profundidad comencé a prestarle atención a bateristas digamos más clásicos, como Phil Collins. En la actualidad no sigo particularmente a ninguno pero siempre escucho a todos y de alguna manera también se aprende. Después de esa etapa de rock comencé a escuchar y estudiar el folclore. Hoy escucho de todo, puedo escuchar bossa nova, jazz, blues, rock, aunque no tanto de los ritmos nuevos como el reggaetón, pero escucho mucho permanentemente.
Estudié con Joel Amaya, para mí uno de los mejores profesores que había en la provincia, ahora está en Chile, con el hice un profesorado en batería, lo que me permitió leer las partituras y cuando quiero sacar las canciones algo complicadas las escribo en el pentagrama y de ahí avanzando y como se dice: “sacando los temas”. En el ámbito folclórico, donde hay ritmos parecidos, las escucho y aprendo su estructura, y luego las toco mientras voy haciendo mis arreglos. Es la manera más fácil que encontré para trabajar las canciones. Generalmente no hay bateristas que lean las partituras, muchos lo hacen de oído, yo mismo no estoy leyendo música todo el tiempo, solo cuando es complicado, lo planifico de esa manera.
Me encantaría seguir estudiando y seguir tomando clases en las medidas de las posibilidades, ya que durante la semana trabajo en una fábrica, donde se arman cabinas insonorizadas para compresores y motores. Trabajo de lunes a viernes lo que me permite tocar música los fines de semana, o en horarios que no trabajo. Sueño con vivir de la música pero no es fácil, me conforma tener la posibilidad y el tiempo de seguir tocando.
Mi primer instrumento fue un bajo que me regalo mi padre para un cumpleaños, estaba muy feliz, era un bajo marca Palmer, de color negro con detalles marrones, lo tuve durante ocho años y después lo vendí. También sé tocar la guitarra, me gusta puntear temas de rock, para distenderme un rato. Estoy tocando la batería en “Vaivén Folk”, además retomando algunos proyectos después de la pandemia, como “Mala Maña” de folclore, y una banda de funk con temas propios.
Recuerdo cuando grabamos un disco en La Casa de la Música, fue cumplir un sueño, fue con la formación de “Renacer Folclórico”, estuvimos varios días de trabajando en las instalaciones y la pasamos muy bien. Otro momento muy bueno para mí es cuando tocamos y el público demuestra que le gusta lo que hacemos, no importa si el evento es grande o pequeño, con los chicos de Vaivén es un lujo porque son todos buenos músicos.
Sería muy feliz si pudiera dedicarme plenamente a tocar, vivir sin lujos, con lo necesario estaría muy conforme. Tengo varios sueños, un sueño sería tocar en un gran escenario como Cosquín por ejemplo, el de folclore o el de rock, compartir un tema con Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado, la banda del Indio.
Otro muy difícil pero sueño al fin sería tocar con Foo Fighters, zarpado, porque es un género que me encanta. Ser baterista de ese estilo conlleva una gran exigencia técnica y física. Mi forma de tocar es muy rígida y tranquila, de todas maneras me doy cuenta en mí, que es un instrumento que desgasta mucho físicamente, y que me cansa mucho cuando no estoy en la mejor forma física.
Mi familia está compuesta por mis padres Oscar y Viviana, mi hermano Samuel y mi hermano más chico. Soy muy tranquilo y muy callado, me cuesta relacionarme con la gente, soy así, desde chico, por nada en especial, es mi personalidad. Soy de los que piensan que siempre hay que apoyar las manifestaciones artísticas o lo que uno puede ofrecer, darse una vuelta y participar, estar simplemente no cuesta nada y hace muy bien. Hay que tirar buena onda y ser abiertos para los demás, esa es mi manera de ver y expresar lo que siento.