La Aldea y el Mundo, San Luis

Cosas que importan un “pomo”

La ciencia y el humor van de la mano. Investigar con método pero también con risa parece ser la clave de los ganadores del Ig Nobel 2022

Por Agustina Bordigoni

Analizando los movimientos de las manos de 32 voluntarios girando 45 pomos de distintos tamaños, investigadores de diseño industrial del Instituto Tecnológico de Chiba (Japón) descubrieron, con sorpresa, que cuanto más grande es el pomo de una puerta más dedos se necesitan para girarlo. El dicho popular tal vez no aplica en este caso, pero, si estos expertos lo aseguran, seguramente es carnaval.

El hallazgo fue premiado en los Ig Nobel 2022, una parodia de los premios Nobel que galardona a las más absurdas conclusiones e inventos científicos. “Los premios Ig Nobel son el momento del año en el cual la ciencia se ríe de sí misma, se ríe de sus técnicas, de sus métodos, de su lenguaje, de sus disparates. Me parece fundamental”, le dice a La Opinión Diego Golombeck, doctor en biología, profesor e investigador del CONICET y, sobre todas las cosas, el primer argentino en ganar un Ig Nobel por su estudio sobre los beneficios del viagra para curar el Jet lag en hamsters, en el año 2007.

Los investigadores premiados de 2022, además de descubrir que mientras para girar un pomo de más de 1 centímetro de ancho se necesitan normalmente tres dedos y cuatro o cinco si supera los 2,5; revelaron cuestiones como cuándo es conveniente decir la vedad y cuándo mentir al momento de contar un chisme; y aportaron un “enfoque multidisciplinar de las escenas de enema ritual en la antigua cerámica maya”, un estudio destinado a tratar de comprobar que los enemas contenían hierbas alucinógenas y alcohol, aparentemente representados en el arte de la antigua civilización.

“Una de las mayores contribuciones de la ciencia al humor es el descubrimiento del alcohol, que, en determinadas proporciones, puede generar risa”, bromea Alberto Bordigoni, que combina su carrera de ingeniero químico y profesor con la de humorista gráfico. “Tal vez se trate del mismo alcohol que los mayas utilizaban en sus divertidos rituales”, agrega.

A pesar de ser tomados con humor, los experimentos galardonados con el Ig Nobel no están desprovistos de métodos científicos como el de la observación. Golombeckrescata la importancia de estos espacios, que tienen similitudes con los más serios entornos de trabajo: “Un laboratorio de investigación es un lugar entretenido, es un lugar riguroso dondese trabaja mucho pero es entretenido, donde hay un grupo de trabajo en el que se festejan cumpleaños, papers, resultados de investigaciones, y se festejan con humor, con alegría. No siempre pasa, pero a veces sí”.

Para el investigador, “es fundamental esta actitud de desacralizar la ciencia sin perder el rigor científico”.

“El humor a la ciencia le aporta endorfinas”, continúa Bordigoni. “La risa genera endorfinas y las endorfinas son necesarias para que los científicos puedan seguir haciendo su trabajo de investigación”, agrega.

Golombeck cierra con una reflexión sobre el humor y la ciencia que es bastante seria: “Con respecto a qué le aporta la ciencia al humor ya es un tema disciplinario: hay una ciencia del humor, sobre todo una neurociencia del humor, por supuesto, pero también hay una sociología, una literatura del humor. Existe una neurociencia que estudia cómo el cerebro interpreta lo inesperado del humor, los remates, lo divertido, y eso ya es una cuestión de investigación pura. Pero el humor a la ciencia le aporta vida, no me cabe ninguna duda”.

Diego Andrés Golombek es un doctor en Ciencias Biológicas y divulgador científico argentino,
especialista en cronobiología.