Mónica Patricia Ochoa,-15-01-2023
Soy Mónica Patricia Ochoa, nací el 20 de mayo de 1979 en San Luis. Crecí con el fútbol, vivía por calle Lallemant donde alquilaban mis padres, hasta que mi papá tuvo la oportunidad de ser canchero del club Huracán, a cambio de una casa. Yo tenía seis años, me metía a jugar en las categorías infantiles con los varones, estaba el profe Mario Latorre. Siento que mi destino era estar con una pelota de fútbol. En ese tiempo no había fútbol femenino, era impensado, de hecho jugué un par de partidos oficiales hasta que se dieron cuenta de que era mujer. Como no estaba desarrollada, parecía un varoncito jugando a la pelota, y en un partido contra Estudiantes a uno de mis compañeros se le escapó mi nombre y me sacaron, en ese partido hice dos goles, pero yo lo vivía de una manera divertida, sin demasiado problema porque ya sabía que eso podía pasar.
Después de ese partido jugaba la primera de Huracán, siempre me acuerdo cómo me aplaudieron, es un recuerdo muy lindo para mí. Era como una mascota, me metía en los entrenamientos, tomaba el mate cocido con ellos, era normal verme en la cancha, nunca me sacaron, nunca me corrieron, siempre me hicieron parte. Juan (Funes) era muy amigo de mi papá, cuando venía de Vélez o River en vacaciones se entrenaba en el club, yo siempre le pasaba las pelotas, estaba siempre con su hermano Pablo. Conozco cada rincón del club, marcábamos la cancha, limpiábamos las tribunas, arreglábamos las camisetas, siempre ayudando a mi papá con mi hermano. Cuando tenía once años me fueron a buscar de un equipo, hablaron con mis padres, Marta y Julio, para ver la posibilidad de que jugara en ese club de fútbol femenino, aunque tenían jugadoras más grandes que yo, me consultaron y estaba fascinada, ahí arrancó mi vida en el fútbol. Mi papá jugó al fútbol en Huracán, tuvo la posibilidad de irse a San Lorenzo, pero por distintos problemas en el club se frustró su pase y no quiso seguir jugando, era la época de los “Matadores” de San Lorenzo. El mismo equipo donde jugaba pasó a llamarse “Las Estrellas del Norte”, salimos a jugar torneos regionales en Mendoza, San Juan, Córdoba, fue el primer equipo de San Luis que trajo una copa regional. Luego me fui a las juveniles de River, mis padres me ayudaron con lo que se podía, hice la prueba y quedé, en esa semana me ficharon para estar con la primera, estuve tres partidos, obvio que no jugué ni debuté, pero me volví para no perder los estudios, además de que era más difícil que en la actualidad, la distancia, mi familia, vivía en la casa de mis tíos y se hacía muy difícil el traslado. Me sirvió muchísimo la experiencia, conocí el estadio de River, estar en el ambiente del fútbol fue muy lindo. Me invitaron a jugar un combinado en San Juan, el partido era contra la Selección Argentina, tenía 17 años, le pedí al profesor jugar solo unos minutos aunque sea, tuve un tiro libre, le pegué y fue gol. A los pocos días me llamó la presidenta del Club de San Juan preguntándome si quería hacer la pretemporada con ellos, iban a jugar con la selección nuevamente y con Boca, no lo dudé, me fui de vacaciones, hice toda la pretemporada allá y jugué torneos, el club era Palermo Sport Club.
Allí pasé seis años de mi vida, ganando seis Torneos Nacionales, fue mi segunda casa, cariño que sigo sintiendo hasta hoy. Anduve por todos lados, en Rafaela, en la Selección de Santa Fe, en Central Córdoba, allí gané un Torneo Nacional y salí goleadora. Después de mucho andar decidí volverme, extrañaba a mi familia, habían pasado diez años, fuimos a jugar un torneo en La Pampa y al volver le dije a la presidenta que me bajaba en la Ruta 7. Nacieron muchas cosas lindas, fui a hablar con Bartolo Abdala cuando era el Presidente de La Liga Puntana de Fútbol, me dijo: “por fin alguien le viene a hablar de fútbol”, me pidió que formara el Departamento del Fútbol Femenino en La Liga, se dio el primer paso y el más importante, hoy se mantiene en el tiempo siendo una de las primeras provincias de Cuyo en tener una liga oficial.
Anteriormente junto a unas amigas decidimos fundar un equipo, lo llamamos Almagreñas, era el 25 de agosto de 2005. El año pasado pasé a jugar a Estudiantes, después de haber sufrido bastante el fallecimiento de mi papá. Estuve en la Secretaría de Deportes como profesora de fútbol en el Ave Fénix, también con las selecciones para los binacionales. Soy DT recibida en 2013. Actualmente juego en el Club Desarrollo Social, cuyo objetivo era ascender y lo conseguimos. Me siento bien jugando, a pesar de recibir propuestas para dirigir, el día que mi corazón diga que ya está, dejaré de jugar. Mi papá me acompañaba a la cancha, pero no le gustaba que me pegaran patadas. Una de las cosas que me aconsejaba era que debía “acariciar la pelota”. Me queda su voz gritándome desde la tribuna cuando pateo un tiro libre, o ver a mi mamá acompañándome. Fueron y son los momentos más lindos.