José Mauro Villaroel Aguilar-26-02-2023
Mi nombre es José Mauro Villaroel Aguilar, nací el 23 de septiembre de 1980 en La Paternal, Buenos Aires, soy hijo de padres bolivianos. Crecí cerca de la cancha de Argentinos, recuerdo la cancha, el césped, los tablones. Me vine a San Luis a los veintinueve años, vine a visitar un primo de Bolivia que llegó a través de una beca para estudiar en San Luis, él me invitó a pasar un verano y por cosas de la vida me quedé. Me gustó el paisaje, el clima, la tranquilidad y la buena predisposición de la gente. La vida acá es más tranquila, es muy diferente a la capital. Vi que había colectividad boliviana y empecé a conocer un poco más, tuve suerte de conseguir trabajo rápido en el Parque Industrial, en la empresa AVH de video. Con el tiempo conformé mi familia con una hija de bolivianos que vivían en San Luis. Actualmente me visita periódicamente mi mamá, con quien salimos a pasear y le gusta mucho el campo y las sierras.
Después de trabajar en la empresa de video, trabajé en el armado de bicicletas para el gobierno y como esa actividad terminó, me compré una camioneta para hacer repartos y aún sigo en esa, actualmente para una distribuidora local. Después de ser afiliado activo durante bastante tiempo en la colectividad, Vicente (el presidente de la Colectividad) me invitó a formar parte de la comisión, soy vocal de la misma y colaboro en lo que me necesitan, hago de todo.
En nuestra comunidad hay mucha gente que ha venido por la necesidad de buscar un mejor futuro, y lo característico es que siempre está el objetivo de unirse y buscar las soluciones en conjunto. Así es la historia misma del predio de la colectividad que se ubica en el Parque Industrial Norte, es fruto de esa necesidad de reunirse y compartir actividades deportivas y sociales con toda la familia. Colaboramos entre todos para que todo siga creciendo en este gran predio y como siempre decimos las puertas están abiertas para toda la comunidad, no solo para los bolivianos.
Veo que hemos crecido como comunidad, la gente de San Luis sabe quiénes somos, sabe que somos gente de trabajo y de bien, compartimos actividades en la construcción por ejemplo y también en otros ámbitos. Creo que somos bien queridos y bien recibidos en la provincia, en San Luis no hay discriminación, hay todavía muchas tradiciones arraigadas, se ve que la cultura no se ha perdido y esas son buenas costumbres.
Aprendí mucho de la cultura cuyana, aprendí junto a mi hijo que ha nacido aquí y conoce desde la escuela, eso me encanta y me gustaría participar más. Lo que se mantiene en el ámbito de mi familia materna es la comida boliviana, siempre hay algún plato típico. Mayormente en su casa se hacen las comidas propias de la argentina porque la permanencia a través de los años ha hecho que se adopten las costumbres de aquí.
A mis hijos les enseño a comer comida boliviana, también les muestro videos y les cuento sobre Bolivia, sin obligarlos sino para que sepan. Quiero que conozcan sus orígenes sin avergonzarse, para que cuando le pregunten en la escuela o en la calle sepan que no es motivo de vergüenza, vergüenza es robar. En otros lugares el boliviano es mala palabra, siempre les digo que nunca dejen que esa palabra les duela o les lastime. Con el tiempo eso va cambiando, en Buenos Aires cuando era chico lo sentía mucho y veía ese trato. También lo veía con personas de otras nacionalidades y es duro.
Yo no sabía que en la provincia estaban los Huarpes, siempre le digo a mis hijos que antes de la llegada de los conquistadores había personas en América. Me atraen mucho también las huellas de la prehistoria tan presentes en la provincia. Veo con mucho dolor al hablar con familiares en Bolivia, lo naturalizado de la violencia en las manifestaciones allí, es un país muy rico donde quienes manejan las riquezas se resisten a los cambios y no permiten que los gobiernos que defienden a los trabajadores, los quieren correr por la violencia.
El pueblo está cansado de que siempre lo roben las mismas personas y la falta de trabajo que es igual desde hace tantos años. Quería terminar los estudios y tener estabilidad laboral, después uno tiene familia y los sueños cambiaron, pensando en ellos y tratando de darles lo mejor.
Ser padres no se enseña ni se transmite, se aprende. Es difícil, me cuesta entender a mi hijo de nueve años porque hoy es muy diferente a como crecimos nosotros. Mis sueños pasan por tener salud y trabajo, para darles las oportunidades de ser personas de bien y que sean lo que quieran ser. Mi vida está en San Luis, vivir mis últimos días, mis hijos ya sabrán qué hacer. Ojalá el país algún día cambie. Así como vimos que la selección nos dio una alegría muy grande, pero con mucho sufrimiento, el mensaje es que se puede. Ellos llegaron y cumplieron el sueño, en un equipo donde hay diferentes generaciones. Es un ejemplo deportivo pero aplicable, si hay gente que tiene buenas ideas para gobernar, hay que darles la oportunidad y tal vez algún día todo cambie.