Por Sebastián Reynoso

El 17 de octubre de 1931, la ciudad de Villa Mercedes se conmocionó con la llegada de la reconocida actriz argentina Libertad Lamarque. Su carrera actoral comenzó a temprana edad, específicamente a los 7 años, y fue elegida como la reina del tango en el Teatro Colón por votación popular entre muchas cantantes de su época.

Lamarque hizo cine filmando una infinidad de películas que tuvieron éxito en Argentina y en el mundo. También actuó en una gran cantidad de obras teatrales en distintos teatros del país y de Latinoamérica, y en su gran mayoría fueron exitosas. Grabó muchísimos discos de tango, deleitando así a sus oyentes y fanáticos.

Su llegada a Villa Mercedes vistió de prestigio las instalaciones del Cine Teatro Sportman, desbordando las boleterías y colocando el tan ansiado cartel de «ENTRADAS AGOTADAS» que muchas compañías teatrales o artistas musicales quisieran tener.

Lamarque llegó a la ciudad con las guitarras de Rivero, Ferrari e Iglesias. Se dice que fue un evento único e inolvidable para quienes tuvieron la suerte de presenciarlo. Su música y su voz eran inconfundibles, con un amplísimo repertorio de tangos.

Otro aspecto a considerar es que la figura de Lamarque lograba conquistar a público de todas las edades, ya que sus películas, obras teatrales y su voz en el canto emocionaban tanto a jóvenes como a adultos.

La llegada de artistas de semejante popularidad solía ser anunciada por el coche bomba del cuerpo de bomberos, cuyas sirenas sonaban fuerte y generaban entusiasmo y ansiedad en el público de aquella época por ver pronto a la artista que tanto habían visto en cine o habían oído sus canciones.

El elegante público que presenciaba esta gala tenía por costumbre lucir, en el caso de las mujeres, vestidos largos que embellecían aún más su apariencia. En cuanto a los hombres, el traje era el atuendo acostumbrado, todos con saco y corbata, lo que generaba un ambiente de lujo en todos los eventos de dicha magnitud.

La actuación de Lamarque consistió en repasar algunos de los éxitos que tenía en su repertorio. La actuación duró solamente una hora con cincuenta minutos, durante la cual la artista se tomaba su tiempo entre tango y tango para conversar con el público. La energía era recíproca, un ida y vuelta, y al finalizar el espectáculo, la ovación se elevó desde todos los rincones del Cine Teatro Sportman.