MARÍA KODAMA (1937-2023)
Por Pedro Bazán (*)
Usted, María Kodama, fue un ser humano admirable.
Le agradecí públicamente y en privado, lo mismo que hoy vengo a agradecerle en esta despedida.
Gracias por el amor con el que Usted preservó la memoria de Borges.
Fue un privilegio haber compartido horas de diálogo.
La evoco a través de sus modales suaves, sobrios.
La evoco en la sutil inteligencia, en el humor desbordante de ironía, en los viajes narrados en primera persona.
A Usted Kodama le debo carcajadas sonoras, luego de escuchar su aventura en las arenas del Sahara, en el inicio del milenio.
Y también le debo silencios respetuosos, cuando abundaba en las declinaciones del griego, el latín, o las múltiples lenguas, que en Usted habitaban.
Sé que San Luis fue para Usted una Patria querida, a la que regresaba sonriente, para abrazarnos en las palabras previas de Juan Crisóstomo Lafinur.
La recuerdo noble, digna, estoica en los hábitos que el Antiguo Japón le heredó en la sangre. A Usted María, también la evoco en la firmeza -y hasta en la fiereza- con la que protegió las letras.
Fue una gran escritora la señora María Kodama, célebre por ser la inseparable compañera de Jorge Luis Borges.
(*) Foto de portada, gentileza Gastón Machado