Reportajes

Nini Limón-09-04-2023

Mi nombre es Denise Fernández Castro aunque me reconozco como Nini Limón. Nací en San Juan un 9 de octubre, mis padres son Mariela Castro y Raúl Fernández, y tengo un único hermano, Facundo. Vengo de familia de clase media trabajadora, pero mi costado musical tiene raíz en mi abuelo materno, Mauricio, que era acordeonista, y en mi madre que era artista plástica. Me criaron en la zona oeste de la ciudad, en el barrio CGT de San Luis.

Terminé mis estudios en la Escuela Experimental Modelo San Luis. Inmediatamente, por sugerencia de mis padres, entré a la carrera de Licenciatura de Producción de Radio y TV, que cursé durante 4 años pero que no concluí. En paralelo, estudiaba oficios en talleres particulares con profes humildes que dictaban clases en sus propias casas; así aprendí macramé, orfebrería, clown, maquillaje, peluquería, danza y guitarra. La calle me enseñó a ser autodidacta.

Mi Tata Mauricio veía un brillo musical en mí desde pequeña. A mis 9 años me regaló un mini teclado Casio con el que empecé a jugar a ser artista. A los 11, mi padrino me regaló mi primer instrumento verdadero, la que fue mi primera guitarra criolla, una hermosa Gracia. En clases particulares que tomé en el barrio conocí a mis amigues, con quienes formé a los 15 años mi primera banda de rock: Burkina Rock.

Tuve una infancia contenta y una adolescencia difícil. Mis padres, hoy separados, demandaban mucho la responsabilidad con mis estudios. No había lugar para el arte más que por hobby mientras viviera con ellos, así que me fui de la casa cuando tenía 19 años. Además de independizarme sin saber muy bien qué hacer, venía en camino mi primogénito.

Hoy me defino como una mujer aventurera, bruja de alma, sencilla, mamá empoderada y resiliente, en deconstrucción permanente, que conoció el amor propio recién a los 25 años, separada y con 2 hijitos, una edad en la que yo apenas salía del cascarón con familia incluida.

En lo profesional considero ser una artista en proceso que va de a poco creciendo y que explora y curiosea ya que siempre hay cosas para aprender. Llevo la bandera de la justicia y no puedo callarme frente a una situación injusta, las emociones siempre manejan mis razones.

Me gusta tomar riesgos como viajar sin plata (en enero del año pasado llegué hasta Humahuaca con $ 500), cantar y artesanear en la calle. Amante de lecturas de Carlos Castañeda, Richard Bach, Charles Bukowski, y Alejandra Pizarnik, influenciada por el rock, el blues, el reggae, el folk, el hip hop, bolero, y ahora la cumbia y sonidos latinos.

La enseñanza más profunda que viví tuvo que ver con la ruptura de la relación de 9 años con el papá de mis 2 hijos mayores. Al separarme y quedar a cargo de mis hijos y tomar decisiones sola, me di cuenta de que recién empezaba a vivir mi propia vida. Fue como volver a nacer, mi espíritu rejuveneció y aunque todo era complicado, paradójicamente la vida era más disfrutable. Conocí a mujeres luchadoras que me enseñaron a darle vida a mis sueños y a resistir en este mundo machista.

En el 2016 conocí a mi mejor amigo y gran artista, mi “compAmor” con quien tengo una hija de 3 años, y un amor libre. Gracias a él que me llevaba a escuchar su banda y concurrir a espacios donde abundaba el arte fue que conocí a quienes hoy son mis compas en La Parcera, banda que nos da muchas alegrías con la cumbia latinoamericana y con la que pretendemos seguir creciendo, como cooperativa de trabajo y como artistas. A la par trabajo en un proyecto de rock con mis amigues colegas que llamamos Santa Lilith, donde estamos componiendo nuestras propias canciones.

En el 2018 conocí el tambor y eso me unió más con mis raíces. Tambora Ensamble es un proyecto de mujeres que explora sonidos desde Cuyo a Colombia y hasta el 2022 fui parte de una banda de mujeres, La Negra libre, a través del sistema Sueños del Arte. Hoy ya no soy parte de ella pero sí del coro Sueños del Arte.

Una vez canté para el presidente Alberto Fernández donde compartí con grandes artistas provinciales un repertorio lleno de cuecas y tonadas que nunca había cantado y me sentí muy agradecida de ese reconocimiento.

Hace 6 años empecé a prepararme musicalmente y planear mi proyecto solista. Ahora empiezo a grabar mi material con Tatú Estudios, la productora de Naomi Benítez. A partir de esto es que nace Nini Limón, nombre que me representa, me identifica y con el que quiero que me conozcan.

Cuesta ocupar espacios dirigidos durante tantos años por hombres, pero cuento con una manada de mujeres, disidencias y hombres que apoyan y rema a la par cada idea loca que surge, ocupando así la amistad y la familia un lugar muy importante en mi vida.

Aunque no nací en San Luis, me siento puntana. Se convirtió en mi lugar en el mundo, aquí están mis personas favoritas y amadas; mis tres hijes son nacides aquí por mi decisión, y aunque todavía no tengo una casa, ni reconocimiento profesional aún, siento que aquí quiero dejar mi semilla cantando.