Por Valeria Glusman (*)

En la ciudad de los signos apenas pude sobrevivir. Todo estaba organizado por cabras, conejos y búfalos, unidos a las Casas XI, III y Tauro en Capricornio.

Para salir a comprar un par de medias había que ver si estabas habilitada.Yo siempre tenía mercurio en retrógrado y sólo pude ir dos o tres veces a la verdulería. Que por cierto tenían pocas cosas, porque las cosechas sólo eran por cuartos menguantes o no sé qué cuartos de luna.

Yo estaba con todos los astros contrariados.

Ni pude visitar a mi tía Margarita porque no había compatibilidad entre Escorpio y su ascendente.

Eran muy organizados eso sí en Constelaria, ya que el Ministerio de Decisiones estaba coordinado con el Ministerio del Amor y con el de Sea Feliz.

En cada esquina se tiraban las runas para decidir qué carril seguía. Me acuerdo que quedé ocho horas demorada porque las runas me decían “Esperá”, yo estaba con un humor de zapallitos verdes que era lo único que estaba cosechado.

Llamé al Servicio de Ayuda al Signo no Correspondido y me dijeron que en el Año Nuevo Maya todo iba a cambiar. Me fui el siguiente lunes en el micro de las tres.

(*) Valeria Glusman: Los astros y los vegetales a veces me ayudan a escribir. A veces se configuran mundos, ciudades o textos, lo que salga primero va, con V de Valeria.