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José María Gatica: éxito y ocaso

Por Sebastián Reynoso

Un 25 de mayo del año 1925 nacía José María Gatica. Se crio en el barrio Villa Rafaela y provenía de una familia muy humilde que tenía una pequeña despensa en las calles Comandante Videla y Almafuerte. A los 7 años, junto a su madre Tomasa, partió hacia Buenos Aires en busca de una nueva vida y oportunidades. Le tocó trabajar como lustrabotas en Plaza Constitución, y así se fue insertando en el mundo porteño.

Tenía mucha habilidad para defenderse en cada pelea callejera que se cruzaba en su camino, muchas de ellas para proteger su puesto de trabajo en la estación de trenes. Esto atrajo la atención de un comerciante local llamado Lázaro Koczi, quien a su vez tenía vínculos con el boxeo. Lo convenció de participar en combates irregulares por dinero, a lo cual Gatica se sumó rápidamente. Estos eventos se celebraban en un alojamiento destinado a marineros sin trabajo, donde se apostaba en breves combates a 3 rounds.

Después de algunas peleas exitosas, el empresario Koczi le propuso dedicarse al boxeo profesional. Así, el 7 de diciembre de 1945 tuvo su primer combate profesional, ganando en el primer asalto contra Leopoldo Mayorano.

La fama lo perseguía en el año 1946. Disputó 7 combates, ganándolos todos. En uno de ellos se enfrentó a quien sería su acérrimo rival, Alfredo Prada, con quien se cruzarían 5 veces más en el ring, con resultados a favor y en contra, muy divididos, quitándose mutuamente el invicto.

Fue un personaje controvertido en el boxeo argentino, pero se convirtió en un ídolo de manera descomunal. Como boxeador de peso ligero, realizó a lo largo de su carrera profesional 95 combates, de los cuales ganó 85 y 72 fueron por nocaut. Era un boxeador que buscaba permanentemente el choque para demoler y aniquilar a sus rivales.

Se dice que era muy amigo de Juan Domingo Perón y era mimado por Eva Duarte (Evita), quien fue madrina de una de sus hijas. Con desparpajo, dejó una frase célebre cuando conoció al entonces presidente de la nación: “somos los más grandes, general, dos potencias se saludan”.

El único viaje de Gatica a los Estados Unidos en busca de reconocimiento mundial contó con el apoyo del presidente Perón. La gira comenzó con éxito, venciendo por nocaut en el 4to round a Terence Young, lo que llevó al campeón mundial de la categoría, Ike Williams, a ofrecerle una pelea sin poner en juego el título en el mítico Madison Square Garden de Nueva York.

El combate, celebrado en 1951, se resolvió rápidamente con una sucesión de golpes de Williams, quien terminaría noqueando a Gatica técnicamente después de que este cayera por tercera vez en el primer asalto. Ike supo aprovechar el exceso de confianza del boxeador argentino.

El Villamercedino siempre peleaba con estadio lleno y las entradas se agotaban con muchísima anticipación. Esto le permitió ganar mucho dinero, pero también lo dilapidó, ya que a José María también le gustaba la vida nocturna, los bailes, ayudar a sus amigos y a los pobres. Además, muchos se acercaron a él para aprovecharse de su fama como campeón.

Su vínculo con el peronismo eventualmente lo llevaría a enfrentar tiempos difíciles. En 1955, la revolución libertadora le quitó la licencia y lo obligó a pelear clandestinamente en el Gran Buenos Aires y en el interior del país, siempre con estadios llenos.

Después de una exhibición de lucha libre con el inolvidable Martín Karadagian, de “Titanes en el ring”, sufrió una lesión en el tobillo que lo dejó con una cojera permanente. Además del boxeo, Gatica tenía otra pasión: el Club Atlético Independiente, del cual era fanático. Visitaba el estadio del “Rojo” tanto en sus épocas de gloria como en los momentos difíciles.

Un 12 de noviembre de 1963, mientras regresaba de un partido de fútbol en el estadio de Independiente, donde iba a vender muñequitos de los “Diablos Rojos”, la muerte lo sorprendió. A varias cuadras de allí, fue atropellado por un colectivo de la línea 295, sufriendo graves lesiones. Dos días después, falleció en el hospital donde estaba internado.

Una multitud sin precedentes participó en su velatorio y acompañamiento. Después de 50 años de permanecer sepultado en el cementerio de la Chacarita, el 24 de mayo de 2013 sus restos fueron trasladados y depositados en un monumento en el Palacio Municipal de los Deportes, el cual lleva su nombre como reconocimiento a su impronta. El féretro fue colocado en posición vertical.

Su vida y su legado en el boxeo inspiraron la película “Gatica, el Mono” del cineasta y cantautor Leonardo Fabio. José María Gatica se sintió ídolo hasta la muerte y aún en estos tiempos es reconocido y admirado por su pueblo y su país. En su domicilio paterno en Villa Mercedes, el gobierno de la Provincia de San Luis instaló un museo para sentirnos orgullosos del campeón que tan bien representó a su provincia y al país.

Gatica recibe el saludo de Perón.